CABA

Debate de candidatos a jefe de Gobierno de CABA: tensiones, ataques y estrategias

El debate entre los candidatos a jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ofreció una muestra de que, en general, los debates electorales no suelen convencer a los indecisos, sino que tienden a reforzar el voto de los convencidos.

Cada candidato siguió su estrategia, evitando errores no forzados y manteniendo un tono cauteloso para no dañar sus imágenes. En esta contienda, Jorge Macri (Juntos por el Cambio), Leandro Santoro (Unión por la Patria), Ramiro Marra (La Libertad Avanza) y Vanina Biasi (Frente de Izquierda) debatieron durante cerca de dos horas, con cruces intensos y acusaciones mutuas.

El debate se centró en cuatro ejes temáticos: Educación, Salud, Cultura, Desarrollo Humano, Género y Diversidad; Vivienda, Ambiente y Desarrollo Productivo; Infraestructura, Gestión Urbana y Código Urbanístico; y Autonomía, Sistema político, Justicia y Seguridad. Cada candidato tuvo la oportunidad de exponer sus propuestas durante 90 segundos en cada tema y hacer preguntas a sus adversarios.

Jorge Macri, buscando consolidar el 56% de los votos que obtuvo Juntos por el Cambio en las PASO y ganar en primera vuelta, evitó los cruces verbales y defendió la gestión de Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta. Por otro lado, Leandro Santoro y Ramiro Marra, ambos luchando por evitar una victoria en primera vuelta de Macri y forzar un balotaje, se enfrentaron intensamente, centrando su atención en debilitar al candidato oficialista.

El debate estuvo marcado por momentos de tensión, insultos y acusaciones mutuas, pero en general, los candidatos se mantuvieron en sus estrategias predefinidas, evitando interacciones improvisadas. Cada uno buscaba consolidar su base de votantes y ganar el segundo lugar en la elección general del 22 de octubre.

La noche del debate se caracterizó por la cautela de Jorge Macri, el ataque constante de Santoro y Marra para evitar la victoria en primera vuelta y la intervención ocasional de Vanina Biasi. Cada candidato apuntaba a ganar más votos y apoyo interno en un contexto electoral competitivo.