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La UCR bonaerense es una bolsa de gatos con boina blanca: ¿Se estarán reproduciendo?

La Legislatura bonaerense se encuentra inmersa en un estado de constante negociación y tensiones tanto en el oficialismo como en la oposición, donde aún persisten indecisiones respecto a los nombres clave y la dinámica de funcionamiento para los próximos dos años.

Un conflicto que mantiene en vilo a la fracción de Juntos por el Cambio involucra a la Unión Cívica Radical (UCR), que enfrenta la posibilidad de dividirse en dos facciones debido a desacuerdos en temas de funcionamiento interno.

Este conflicto parece ser un reflejo de las tensiones a nivel nacional, donde figuras como Rodrigo de Loredo y Facundo Manes no lograron unirse en un único espacio, situación que se replica en la Provincia de Buenos Aires.

Fuentes en la Legislatura dan por hecho que Manes ha roto relaciones con sus correligionarios radicales y, como consecuencia, podría formar una alianza interbloque con parte de los libertarios, aunque esto aún no se ha confirmado oficialmente.

El descontento surgió con la designación del diputado electo Diego Garciarena como líder del espacio radical por parte del presidente del Comité bonaerense, Maximiliano Abad. Esta decisión generó división interna, con cinco legisladores apoyando a cada sector.

Las negociaciones se encuentran estancadas, y el punto de conflicto principal es la conducción alternativa del espacio entre Garciarena y un representante del sector "de Manes" durante un año cada uno, o la búsqueda de un candidato de consenso para ese puesto.

En el Senado, el panorama parece ser más claro, con el radicalismo manteniendo la Vicepresidencia 2° de la Cámara alta, que sería renovada por el exintendente de General Alvear, Alejandro Cellillo, mientras que en Diputados las relaciones se descomponen.