CABA

Donald Trump se perfila con un 55% de probabilidad de ganar en las elecciones de EE.UU.

Una reciente encuesta realizada por BCA Research ha otorgado al ex presidente Donald Trump un 55% de posibilidades de ganar la presidencia de Estados Unidos en las próximas elecciones de noviembre. Este pronóstico contrasta con otros análisis respaldados por sectores demócratas, ofreciendo una visión más cercana al panorama actual.

El informe de BCA se basa en el análisis de las condiciones políticas y económicas, que sugieren que una posible victoria de Trump podría generar una ola republicana que abarcaría tanto la Casa Blanca como el Congreso. Aunque este escenario es el "más probable", según BCA, la estimación refleja una ligera baja respecto a proyecciones anteriores del 60%.

El desafío de Kamala Harris

A pesar de la ventaja proyectada para Trump, la actual vicepresidenta, Kamala Harris, quien se ha posicionado como candidata demócrata, sigue siendo una rival de peso. BCA señala que Harris está prácticamente empatada con Trump en estados clave, aunque factores como el desempleo en aumento y encuestas menos favorables en ciertos sectores podrían disminuir sus posibilidades de victoria.

Según los estrategas de BCA, "la pérdida de la ventaja de un presidente en funciones tras la salida de Biden y la desaceleración económica en estados clave refuerzan la proyección de una victoria de Trump", aunque recalcan que las probabilidades han bajado del 60% al 55%.

Posibles escenarios y repercusiones económicas

El análisis también desglosa diferentes posibles resultados. Dentro de la probabilidad de una victoria de Trump, un 50% está asignado a un control total republicano de la Casa Blanca y el Congreso, mientras que un 5% sugiere una presidencia de Trump con un Congreso dividido.

En cuanto a las repercusiones económicas, los expertos anticipan que las políticas de Trump, centradas en la reducción de impuestos y la desregulación, beneficiarían sectores como energía, finanzas, industria y bienes raíces. Por el contrario, sectores como el de salud y servicios públicos podrían volverse más atractivos para los inversores debido a su naturaleza defensiva en un contexto económico incierto.