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El PRO respaldará el veto de Milei a la ley de financiamiento universitario: un análisis de la estrategia política

En un nuevo capítulo de la relación de mutua conveniencia que une al PRO y al gobierno libertario, Mauricio Macri anunció recientemente que su partido respaldará el veto a la ley de financiamiento universitario, anticipando una sesión especial programada para este miércoles. Este apoyo le permite a Javier Milei acercarse a evitar una derrota en el Congreso, lo que, tras la masiva movilización de la semana pasada, lo dejaría en una situación de extrema fragilidad política, similar a los tropiezos parlamentarios del mes pasado.

La decisión del PRO fue comunicada ayer por la tarde, después de un encuentro virtual que Macri lideró desde el exterior, junto a legisladores y colaboradores cercanos como Cristian Ritondo, María Eugenia Vidal, Diego Santilli y Fernando de Andreis. En el comunicado, el PRO justificó su posición citando la “necesidad de sostener el equilibrio fiscal” y el respeto a la “Ley de Administración Financiera”, que impide que una ley establezca un gasto sin explicar su financiamiento.

Sin embargo, el texto también incluye críticas a la gestión gubernamental en el contexto del conflicto universitario. A pesar de los reproches acumulados, Macri subrayó la importancia de que su bloque en Diputados mantenga la votación en contra de la ley de financiamiento de las universidades públicas. La voz de Santilli resonó en la reunión: “Ahora quieren voltear con el veto lo que votaron antes”, clamó, abogando por la coherencia en la posición del partido.

El domingo, antes de que Macri publicara un mensaje crítico sobre el manejo de fondos por parte de la UBA, Javier Milei expresó públicamente su apoyo al veto, lo que fue interpretado como una muestra de unidad con el gobierno. En este contexto, la relación entre el PRO y el Ejecutivo se ha vuelto cada vez más compleja, con algunos legisladores, como Álvaro González, mostrando desacuerdo en cuanto a su alineación con el veto.

La creciente incertidumbre en torno a esta alianza se refleja en la paciencia menguante de Macri, quien, a pesar de las diferencias, se ve obligado a fortalecer el apoyo a Milei debido a la presión electoral. Dirigentes del PRO reconocen que, aunque hay descontento, la conveniencia política dicta que es mejor alinearse con el gobierno que con fuerzas opositoras más radicales.

A pesar de los esfuerzos del PRO por consolidar su posición, las tensiones internas persisten, evidenciadas por la crítica a la gestión del gobierno y las disputas sobre el manejo de los recursos públicos. Mientras el gobierno busca estabilizar su gobernabilidad, el PRO navega por un escenario político cada vez más incierto, donde la necesidad de una alianza efectiva será crucial de cara al 2025.

A medida que el contexto político evolucione, tanto el PRO como el gobierno de Milei deberán encontrar un equilibrio que les permita avanzar en sus respectivas agendas, a pesar de las crecientes tensiones y desconfianzas mutuas.