CABA
El príncipe inventó encuesta para asustar: ¿Batalla final entre tigre y león? "Si no soy yo, es Milei"
Harto de esperar la limosna amarilla, el líder libertario se alió con uno de los jefes del otro ala de la casta y disfruta de las bondades económicas, estratégicas y políticas, que deja llover suavemente sobre sus hombros un poderoso príncipe del frente gobernante. El acuerdo que le propuso el eterno aspirante a rey, es inflarlo todo lo posible para asustar a sus socios políticos. Luego, si el candidato único termina siendo él, tratar de meter al león en la jaula de un ballotage donde el príncipe tigre pueda vencer al rey de la selva.
Así las cosas, el líder inflacionario puso en manos de un viejo vendedor de autos truchos, ahora devenido en inescrupuloso domador de serpientes y otros bichos, el armado territorial del anticasta. Para ello, se vale de los residuos políticos que viene desechando últimamente un conocido frente destructor. Sin ir más lejos, el "tigre volador" colocó como principal articulador del armado libertario en la principal provincia argentina (PBA), a un hombre que hace buena pareja con la mayor cabeza de su maquivélico entorno.
La encuesta que pagó el príncipe
"Si Milei consigue un fiscal para cada urna del país, luego los instruye, les inyecta una alta dosis de coraje y les paga por lo menos lo mismo que van a cobrar las autoridades de mesa (unos 40 mil pesos por las tres elecciones: PASO de agosto; Generales de octubre y Ballotage de noviembre), podría estar en condiciones de llegar a esa ansiada segunda vuelta y definir mano a mano con alguno de los dos extremos de la grieta (FDT o Juntos)". Eso indica, aunque no tan expresamente, una reciente encuesta que echó a rodar hoy en los medios la consultora Aresco, de Julio y Federico Aurelio.
Sin embargo, ese fenómeno libertario la tiene difícil para transformar la intención de votos en realidad. Primero, porque las encuestas en Argentina se hacen cada día con menos encuestados, más proyecciones y en un particular universo de personas que integran esa castigadísima y hostil clase media empapada en fracasos.
Por su parte, los sectores con mayor nivel de educación y posibilidades económicas, eluden manifiestamente a los encuestadores y no están reflejados en las planillas que luego se evalúan. Tampoco están allí las opiniones de un sector muy grande de la población: los pobres, los millones de ciudadanos que están fuera de casi todos los sistemas, incluído el de las mediciones de intención de voto.
Mayoritariamente, desde hace muchos años ya, las encuestas se hacen en barrios medios y el centro de CABA y un puñado de ciudades grandes. Por lo tanto, con la mayoría de los sectores sociales fuera de las consultas, se hace muy difícil medir la verdadera intención de voto a nivel nacional.
Querer adelantar certeramente cómo van a votar unos 35 millones de ciudadanos dentro de 65 días, habiendo examinado la opinión, muchas veces telefónica y parcial (cortan antes de terminar el cuestionario), de solamente unos 1.200 casos, elegidos como decíamos antes, en un solo sector de la pecera, es por lo menos una falta de respeto, no sólo a los ciudadanos que las leen sino a quienes las pagan, sus propios clientes.
Pero aún si los números de intención de voto que expresa la consulta hecha por los Aurelio fueran válidos, debería hacerse otro análisis de realismo puro: ¿Quién y cómo le va a cuidar los votos a Milei en los lugares difíciles, como el Conurbano bonaerense, donde habitan 13 millones de personas, o las provincias del norte, donde votan los que el gobierno de turno quiere y las actas electorales las escribe el apoderado del frente oficialista en el despacho del juez, con el magistrado sentado en sus rodillas.
Para resolver todos esos enigmas, está "el Príncipe", que si la reina no le entrega el bastón de mariscal, no dudará en tratar de hacer rey al león en esta selva castodependiente.