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Vaca Muerta no es la panacea: Añelo crece descontrolado y faltan trabajo y viviendas

Desde hace una década, Neuquén, y en especial Añelo, el epicentro de Vaca Muerta, ha sido testigo de un continuo flujo de familias de toda Argentina atraídas por las oportunidades de trabajo y altos salarios en la industria petrolera.

Sin embargo, la falta de una política migratoria efectiva ha dado lugar a un crecimiento descontrolado de asentamientos, conocidos como "tomas", generando tensiones y desafíos en la región.

El auge migratorio comenzó en 2014, cuando las primeras familias llegaron a Añelo en busca de empleo, incluso durmiendo en la plaza. A medida que Vaca Muerta cobraba relevancia, más personas se sumaron a esta migración, lo que hoy plantea un complejo panorama.

El colapso habitacional, los elevados precios de la vivienda y la falta de trabajo estable se han convertido en problemas recurrentes.

Las "tomas" en la meseta neuquina han aumentado como resultado de la fiebre de Vaca Muerta. Estos asentamientos se ubican cerca del centro de la ciudad y atraen a inmigrantes de toda América Latina, incluyendo Bolivia, Paraguay, Colombia, México y Venezuela.

Anteriormente, los inmigrantes eran principalmente chilenos y establecidos desde hace décadas. Hoy, es común encontrar venezolanos trabajando en la industria petrolera y otros empleos en Neuquén.

El desafío migratorio ha llegado a un punto crítico, lo que se reflejó en las elecciones de este año en Neuquén, donde el histórico Movimiento Popular Neuquino (MPN) perdió el control de la provincia después de 60 años.

Añelo, el corazón de Vaca Muerta, se convirtió en uno de los escenarios más disputados en las elecciones, destacando la necesidad de infraestructura, servicios públicos y viviendas a medida que la población migrante sigue creciendo.

La promesa de un plan de obras y mejoras en la calidad de vida fue fundamental en la campaña electoral, pero aún queda trabajo por hacer para abordar este desafío creciente en la región de Vaca Muerta.