Política
Para enfrentar el tsunami amarillo, Máximo Kirchner quiere volver a las fuentes peronistas: puso en marcha una llamativa campaña de afiliación en PBA
Se puso en marcha una llamativa convocatoria del Partido Justicialista bonaerense para sumar afiliados a una estructura que hace años no tiene movimiento ni interacción real con sus partidarios. La llegada de Máximo Kirchner a la Presidencia del PJ de PBA, comenzó a dinamizar la mega maquinaria electoral y política adormecida intencionalmente desde los años en que Menem y Cafiero se disputaron la candidatura presidencial de 1991.
Con la llegada de este año de elecciones, donde el peronismo provincial pone en juego la Gobernación de Axel Kicillof, y ante el advenimiento inexorable de una “ola amarilla” que podría ser avasallante, el hijo de los dos ex presidentes decidió poner toda la carne en el asador y dinamizar como nunca al aletargado PJ del principal distrito del país, con millones de afiliados y una infraestructura electoral llena de intendentes, diputados, senadores y concejales.
Máximo sabe muy bien que esa maquinaria se mueve con el combustible de la mística peronista y la participación de los afiliados, y en eso se puso a trabajar fuertemente. La masiva campaña de afiliación arrancó por las redes sociales y ya encontró sus primeros obstáculos. El sistema del PJ en la web les contesta a los interesados, que deben dirigirse a las unidades básicas, lo que representa unas tres décadas de atraso.
Sucede que casi no existen más la UB peronistas. Han sido reemplazadas por las redes, el WhatsApp, las juntadas en casas particulares o las sedes de los movimientos sociales. Entonces, se estrangula desde el inicio ese proceso afiliatorio necesario para mover semejante tren electoral. Los comentarios en Twitter reclaman que no tienen a dónde ir. Y es verdad. Lo que pasa es que para que sean válidas esas afiliaciones hace falta que el interesado firme personalmente.
Sin embargo, Máximo es el único dirigente en todo el país que trabaja para volver a las fuentes de un peronismo que supo erigirse como el principal partido político de latinoamérica, ganando elecciones a fuerza de trabajo territorial, militancia y esfuerzo dirigencial, cosas que por estos días parecen una utopía difícil de revivir. El PJ y el resto de las fuerzas políticas (menos la Izquierda), han abandonado por completo las calles y el contacto real con la gente.
Basta con ver a los funcionarios del gobierno peronista actual viajando en aviones, helicópteros o autos polarizadísimos, alejados de la realidad y mucho más de los barrios. Arman actos oficiales en donde participan solamente militantes del intendente de turno, como meros actores escenográficos a modo de decorado y filman el evento como una película, con cámaras propias y no dejan entrar ni a los periodistas.
Tanta falta de contacto con la gente de verdad, con la realidad de carne y hueso, viviendo en Puerto Madero (como los dos intendentes de los partidos más populosos del Conurbano, Fernando Espinoza de La Matanza y Martín Insaurralde de Lomas de Zamora), o la enorme mayoría de jefes comunales, legisladores y funcionarios nacionales y provinciales disfrutando de viviendas holliwoodenses en carísimos y sofisticados countries, más herméticos e inaccesibles de ano de muñeco.
Así las cosas, nadie puede sorprenderse que en 2015 les haya ganado nada menos que el principal intérprete del “gorilismo argentino”, como el peronismo lo llama, el mismísimo Mauricio Macri, que a pedido de Cristina, armó un partido y les ganó. Y a la perecer, la desastrosa gestión del actual mandatario Alberto Fernández marcha hacia el mismo precipicio. “Solo la militancia podrá salvarnos”, habría dicho Máximo K a sus seguidores más cercanos; y puso en marcha esta “vuelta a las fuentes”.