Este sábado 1 de febrero se llevó a cabo la "Marcha Federal Antifascista LGBTIQ+", un evento convocado por diversas organizaciones LGBT de izquierda, que busca manifestar el rechazo a los recientes comentarios del presidente Javier Milei en el Foro de Davos, donde criticó el “lobby LGBT” y habló en contra de la pedofilia. Sin embargo, el comportamiento de algunos de los manifestantes ha generado controversia. ¿Qué se esconde detrás de esta marcha? ¿Es una lucha por los derechos o una provocación innecesaria?
La movilización se centró en la crítica hacia Milei, a quien se le tildó de "dictador" y "fascista". Sin embargo, la protesta fue marcada por actitudes extremas y provocadoras, que han puesto en duda la verdadera intención de la marcha. Entre los manifestantes, se vieron personas que, amparándose en la "libertad sexual", participaron casi desnudas, lo que causó incomodidad, especialmente entre familias con niños. La pregunta surge: ¿es correcto que en un evento público, donde participan menores de edad, se promueva esta clase de exhibiciones?
Además, la presencia de banderas de figuras históricas como Che Guevara, quien persiguió a homosexuales en Cuba, y la bandera de Palestina, un territorio donde la homosexualidad es penada con la muerte, ha causado indignación entre muchos. Esta contradicción parece cuestionar la autenticidad de la marcha como una manifestación en pro de la libertad y la diversidad sexual.
En este contexto, muchos se preguntan si el comportamiento de los manifestantes está realmente alineado con los valores que defienden. La "Marcha Federal Antifascista LGBTIQ+", que busca ser un acto de resistencia contra un gobierno que tildan de autoritario, ha terminado siendo un espectáculo de provocación, lo que ha desviado la atención del verdadero objetivo: defender los derechos de la comunidad LGBT.
Mientras algunos sectores de la izquierda buscan deslegitimar al Gobierno de Milei, acusándolo de fascismo y dictadura, se puede ver que sus propios actos van en contra de los principios de respeto y convivencia que tanto predican. La manifestación, lejos de centrarse en los derechos de la comunidad LGBT, se ha transformado en un escenario de exhibición pública y de agitación política. Los manifestantes parecen olvidar que la libertad sexual no implica la imposición de comportamientos que incomoden a los demás, especialmente cuando se trata de familias y niños.
El uso de símbolos que representan ideologías contrarias a la diversidad sexual pone en evidencia la falta de coherencia en las acciones de estos grupos. Milei puede haber generado controversia con sus palabras, pero no se puede justificar la desinformación y las actitudes que no representan a la mayoría de los que luchan por los derechos civiles. La verdadera lucha por la libertad no necesita de la exhibición o la provocación.
En definitiva, la "Marcha Federal Antifascista LGBTIQ+" parece más una manifestación de agitación política que una verdadera defensa de los derechos de la comunidad LGBT. La provocación y los comportamientos inapropiados de algunos manifestantes desvirtúan el mensaje original. En lugar de avanzar en la lucha por la libertad sexual y los derechos humanos, se corre el riesgo de perder el enfoque en lo que realmente importa.
El activismo debe basarse en el respeto, la inclusión y la educación. La provocación no es la vía para lograr una sociedad más justa y libre para todos.
