Los partidos políticos de izquierda enfrentan uno de los momentos más críticos desde la Guerra Fría, segnún un análisis reciente del diario Telegraph. Un promedio histórico del 45% de los votos en 73 elecciones democráticas realizadas el año pasado confirma esta tendencia. Pero, ¿cómo llegamos hasta aquí y qué significa este retroceso?
En regiones como Estados Unidos y Europa occidental, la situación es aún más preocupante. Los partidos progresistas obtuvieron solo el 42% de los votos, mientras que la derecha alcanzó un imponente 57%. Este margen marca la mayor diferencia desde 1990.
Especialistas vinculan este declive con eventos recientes que han redefinido el panorama político. En Argentina, la victoria del presidente Javier Milei ha captado la atención mundial, mientras que en Estados Unidos, Donald Trump regresó a la presidencia tras obtener 77 millones de votos, superando a la exvicepresidenta Kamala Harris. Ambos casos subrayan un cambio significativo en las preferencias electorales.
La derrota de la izquierda no es exclusiva de América. En Canadá, el líder conservador Pierre Poilievre lidera las encuestas, impulsado por la abrupta renuncia de Justin Trudeau tras una crisis política sin precedentes. En Australia, las proyecciones también favorecen a los conservadores, dejando al gobierno progresista actual en una posición vulnerable.
Según el politólogo Matthijs Rooduijn, de la Universidad de Ámsterdam, esta tendencia global no muestra signos de detenerse. "La decadencia del trabajo organizado, la creciente fragmentación de las fuerzas progresistas y la política de identidades aprovechada por la derecha explican parte del fenómeno", afirmó Jeremy Cliffe, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
Además, las políticas migratorias en Estados Unidos y Europa han provocado una ola de críticas hacia los gobiernos de izquierda. La percepción de un aumento en delitos como robos y homicidios ha sido un tema recurrente en los discursos de la derecha, fortaleciendo su narrativa.
Con este panorama, el desafío para los partidos de izquierda es claro: adaptarse o enfrentar una caída aún mayor. El fortalecimiento de alianzas y el enfoque en problemas tangibles podrían ser claves para revertir esta tendencia. ¿Será esto suficiente para detener el avance conservador?
Lo único seguro es que el mapa político global está cambiando rápidamente. Los próximos meses podrían marcar el rumbo de una nueva era en la política internacional.
