Una figura silenciosa, con vínculos en la política nacional y hasta con el peronismo duro, empezó a moverse cerca de la vicepresidenta Victoria Villarruel. Su presencia despierta tensiones dentro del oficialismo y prende alarmas en la Casa Rosada. ¿Por qué su llegada al Senado reconfigura el tablero de poder? Te contamos todo.
Tras la renuncia de María Laura Izzo a la Secretaría Administrativa del Senado, Villarruel comenzó a mover fichas clave. Entre los nuevos nombres apareció uno que no pasó desapercibido: el politólogo Mario “Pato” Russo, que fue consultor de Javier Milei en la campaña legislativa de 2021. Aunque no tiene un cargo formal, su presencia cada vez más frecuente en el Congreso lo posiciona como una figura influyente en el entorno de la Vicepresidenta.
En los pasillos del Senado lo comparan directamente con Santiago Caputo, el asesor más cercano a Milei. “Es el enemigo íntimo”, dicen desde el Congreso. El dato no es menor: Caputo y Russo tienen estilos opuestos, y su rivalidad podría explicar parte del malestar que, según fuentes, llegó hasta el propio Presidente.
Pero eso no es todo. Russo también trabaja con Guillermo Moreno, un nombre que en el universo libertario genera rechazo inmediato. Esa conexión enciende las alertas entre los libertarios, que miran con desconfianza la cercanía entre Villarruel y un personaje vinculado a sectores del peronismo.
Mientras tanto, Villarruel sigue redibujando su estructura. Cambió al director de Recursos Humanos, echó a funcionarios clave y sumó perfiles propios, como Alejandra Figini y Griselda García Ortiz. Además, empoderó a dos figuras internas: Iris Speroni en Auditoría y Claudio Gallardo en Seguridad, un exmilitar vinculado a sectores del Ejército y a la gestión de Mauricio Macri.
El rol de Russo, Speroni y Gallardo forma lo que algunos senadores ya llaman el "triángulo de Villarruel". Este grupo estaría tomando decisiones estratégicas, como dar de baja contratos de asesores para negociar directamente con los senadores su reincorporación. Es una forma de concentrar poder y obligar a los legisladores a sentarse a negociar con la Vicepresidenta.
Aunque cerca de Villarruel niegan cualquier ambición política personal, sus adversarios en el Senado no creen en la casualidad. La Vice parece estar construyendo una red propia, silenciosa pero firme, mientras la estrategia oficialista para cubrir vacantes en la Corte Suprema, impulsada por Santiago Caputo, sigue estancada.
El futuro inmediato dirá si estos movimientos son solo reacomodamientos internos o si estamos ante el armado político más importante que se gesta hoy en el Senado. Mientras tanto, el nombre de Mario Russo ya empieza a hacer ruido en Balcarce 50.