¿Te imaginás hacer un viaje que debía durar horas y terminó siendo casi dos días? Así fue el regreso de los intendentes electos Nicolás Olivera y Carlos Albisu, que desde Israel tuvieron que atravesar un camino inesperado y complicado para volver a Uruguay.

Los jerarcas de Paysandú y Salto, respectivamente, estaban a unos 20 kilómetros de Tel Aviv cuando arrancaron su regreso. Pero en vez de tomar un vuelo directo, debieron viajar por tierra hasta Amán, Jordania, un trayecto que en realidad son 300 kilómetros, pero que les llevó nada menos que nueve horas por los controles y la seguridad extrema.

De Amán volaron a Estambul, donde esperaron varias horas antes de seguir hacia San Pablo. La idea era de ahí volar directo a Montevideo, pero la niebla les jugó en contra y debieron cambiar el plan: aterrizaron en Buenos Aires.

Desde la capital argentina enfrentaron el último tramo de su regreso: un taxi hasta el puente internacional que conecta Gualeguaychú con Fray Bentos. Pero al llegar a la frontera, el taxista les dijo que no podía cruzarlos. ¿Qué hicieron? Cruzaron caminando.

Al otro lado los esperaba la esposa de Albisu y en su auto llevaron a Olivera hasta Paysandú. Desde ahí, siguieron a Salto, donde fueron recibidos por decenas de personas que los esperaban con entusiasmo. El viaje completo duró 54 horas.

Este periplo comenzó tras una invitación del gobierno uruguayo para un seminario en Israel, donde ambos participaron de una capacitación junto a 35 intendentes de otros países. Según contó Carlos Albisu a El País, aprendieron mucho no solo en lo académico sino en conocer las diferencias culturales y enfoques sobre la gestión pública.

El viaje también sirvió para fortalecer la relación entre Olivera y Albisu, quienes ahora gobernarán departamentos limítrofes en el norte del país. “Poder estar más en contacto y potenciar ese vínculo es clave para gestionar juntos la región”, señaló el intendente electo de Salto.

Pero no todo fue aprendizaje y encuentros: en medio del viaje, vivieron en primera persona el miedo y la incertidumbre por el conflicto bélico. A las 3 de la mañana en Israel, sonó la alarma de ataque con misiles por primera vez para ellos.

Albisu recordó la experiencia: “El sonido de la alarma es muy penetrante, te despierta y alerta, genera sensaciones muy intensas. Sentí miedo, pero lo que más me preocupaba era cómo lo estaba viviendo mi familia, porque ellos supieron todo antes que yo, por los mensajes de amigos y las noticias.”

Durante esos momentos, estuvieron refugiados en un campus universitario, junto a estudiantes y familias extranjeras, tratando de entender qué pasaba mientras las sirenas sonaban y el miedo se instalaba.

Este relato muestra no solo la complejidad de un viaje inesperado desde Israel a Uruguay, sino también la dimensión humana y la solidaridad entre estos dos intendentes que ahora deberán gestionar juntos la frontera norte, en un contexto marcado por experiencias únicas y difíciles.