El intendente de Junín, Pablo Petrecca, del PRO, vuelve al centro de la polémica tras nombrar a Guillermo Paulucci, esposo de la renunciante directora de Cultura, Agustina Barboza, como su reemplazo.

Este hecho refuerza las críticas hacia el mandatario por priorizar vínculos familiares en la gestión municipal, una práctica que en Junín parece haber sido naturalizada.

La designación de Paulucci, cuya experiencia artística y académica fue destacada en comunicados oficiales, contrasta con la falta de transparencia sobre su relación familiar con la funcionaria saliente.

Este patrón no es nuevo: Petrecca ha situado a su hermano y a su cuñado en puestos estratégicos del municipio, consolidando un entramado de poder que prioriza lealtades personales por encima del mérito profesional.

Las críticas no solo apuntan al nepotismo, sino también a un estilo de gestión marcado por la falta de transparencia, explica con claridad el prestigioso medio local semanariodejunin.com.ar, el medio más leido de Junín y su amplia zona de infuecia.

Desde el radicalismo, aliados históricos del PRO en la provincia, se han elevado denuncias que incluyen acusaciones de corrupción y un manejo opaco de recursos públicos.

Incluso, se cuestiona el bloqueo al acceso de datos sobre contrataciones municipales, una herramienta clave para el control ciudadano y la oposición política.

En el plano cultural, la llegada de Paulucci ha generado expectativas sobre la continuidad de programas vigentes y la posible renovación de propuestas.

Mientras las críticas crecen en redes sociales y medios locales, Petrecca mantiene silencio sobre las acusaciones.

Sin embargo, el debate trasciende su capacidad: el eje está en cómo esta decisión se inscribe en un modelo de gestión que limita la diversidad y la autonomía institucional en favor de intereses familiares.

Este episodio se suma a un historial de conflictos éticos que impactan la percepción de los ciudadanos sobre su mandato y el futuro político de Junín.