En las elecciones legislativas de 2025, la política argentina enfrentará un punto de quiebre con la renovación de 24 bancas en el Senado Nacional, lo que representa un tercio de la Cámara Alta. Entre los senadores que finalizarán su mandato, predominan figuras del kirchnerismo y la Unión Cívica Radical, sectores que hasta ahora han sido claves para frenar las reformas estructurales del gobierno de Javier Milei.
El kirchnerismo, históricamente dominante en el Senado, atraviesa un desgaste político significativo. Líderes como Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof enfrentan divisiones internas y un panorama electoral adverso, con desafíos para mantener su influencia frente al crecimiento de fuerzas opositoras y el avance del libertarismo. Mientras tanto, la Unión Cívica Radical, aunque con menor representación, también deberá redefinir su estrategia para mantener su peso en un escenario político polarizado?.
Por su parte, el oficialismo de La Libertad Avanza ve esta renovación como una oportunidad para consolidar su poder en el Congreso y avanzar con su agenda de reformas, que incluye la eliminación del Banco Central, la apertura económica y una reestructuración profunda del Estado. El presidente Milei ha señalado repetidamente la importancia de estas elecciones para destrabar proyectos clave que, hasta ahora, han encontrado resistencia en un Senado que considera una “máquina de impedir”?.
El cambio en la composición del Senado será determinante no solo para el futuro político de Milei, sino también para el equilibrio de poder en la Argentina. Una mayoría oficialista en el Senado permitiría al gobierno avanzar con su "plan de 3.000 reformas", mientras que un retroceso podría reforzar el papel de la oposición como contrapeso en la política nacional?.
Con un electorado polarizado y demandas crecientes por mayor transparencia y efectividad en el Congreso, estas elecciones no solo renovarán cargos, sino que redefinirán el rumbo del país en un contexto de crisis económica y desconfianza hacia la clase política.
