¿Se terminó el liderazgo de Mauricio Macri? Esa es la pregunta que muchos se hacen tras el duro revés electoral que sufrió el PRO en la Ciudad de Buenos Aires. Aunque el expresidente no habló en el escenario la noche de la elección, más tarde admitió: “Este resultado da para reflexionar mucho”. Pero lo que viene no es sólo reflexión: es crisis.
Con el 15,9% de los votos en su histórico bastión porteño, el PRO quedó tercero por primera vez en 18 años. Un golpe que dejó sin palabras a la cúpula del partido. Lo que parecía impensado se hizo realidad: el macrismo no ganó en ninguna comuna y quedó desdibujado frente al avance de La Libertad Avanza y del kirchnerismo.
Mientras Mauricio Macri se subía a un avión rumbo a Europa por compromisos de la Fundación FIFA, en Buenos Aires la dirigencia del PRO entraba en estado de shock. Las versiones comenzaron a circular: ¿renunciará Macri a la presidencia del partido? ¿Jorge Macri cambiará todo su gabinete? Nadie lo sabe. Lo cierto es que el macrismo está en crisis.
En el corazón del PRO no pasó desapercibido que el propio Macri decidió competir en soledad, sin cerrar alianzas con otros sectores que podrían haberlo ayudado. Los votos dispersos de Horacio Rodríguez Larreta, Paula Oliveto, Lyla Levy y Yamil Santoro sumaban más del 13%. Con ellos, tal vez el resultado habría sido otro. Pero Macri apostó a su figura. Y perdió.
El otro gran punto de quiebre fue el vínculo con Javier Milei. Primero lo elogió en público, diciendo que se enfrentarían en un eventual balotaje. Después, en las PASO, felicitó a Patricia Bullrich pero también celebró el resultado del libertario. Y por último, selló un acuerdo político en su casa en Acassuso, que terminó de romper los puentes internos del PRO. Ese juego ambiguo no sólo alejó a Bullrich; también lo distanció por completo de Larreta.
Hoy, muchos se preguntan si el fundador del PRO sigue siendo su verdadero líder. Porque la derrota no fue solo en las urnas, fue también interna: Patricia se fue con Milei, Larreta armó su propio espacio y quedó claro que el partido ya no gira alrededor de Macri como antes.
¿Podrá Macri reconstruir su liderazgo tras esta caída? ¿Cómo evitará el PRO que más dirigentes se pasen a La Libertad Avanza? ¿Qué espacio político ocupará ahora el macrismo en la escena nacional?
La etapa de reflexión ya empezó. Pero lo que viene será mucho más que introspección. Porque el golpe que recibió el PRO no solo sacudió sus estructuras: puede haber cambiado para siempre el mapa político argentino.