Este martes, Guillermo Francos revisaba apresuradamente desde su oficina en Casa Rosada el borrador de su discurso inaugural ante el Congreso, su primera exposición como ministro coordinador. La herencia del presidente Javier Milei y los primeros nueve meses de su mandato ocupaban un lugar destacado en su discurso. Sin embargo, fuentes oficiales indicaron que Francos también dedicaría una sección importante a explicar el veto presidencial publicado en el Boletín Oficial, que rechaza la ley de movilidad jubilatoria aprobada recientemente por el Parlamento con el apoyo de una amplia mayoría, incluyendo el PRO.

Francos, conocido por su estilo conciliador, ha sido objeto de rumores sobre su agotamiento desde que asumió la coordinación de los ministerios tras la sanción de la Ley Bases y el paquete fiscal. El Ejecutivo desmintió estas versiones, afirmando que el caos en el Gobierno, marcado por una serie de derrotas legislativas y el veto presidencial, fue resultado de un desorden generalizado.

Durante el encuentro de ADEPA la semana pasada, Francos sorprendió con un discurso conciliador, destacando la "unidad nacional" y criticando el anonimato en las redes sociales. Esta serie de contratiempos parlamentarios coincidió con las vacaciones del consultor Santiago Caputo, miembro clave del equipo de Milei, lo que afectó la gestión política del Gobierno.

Ahora, con el Gobierno en busca de recuperar la estabilidad en sus relaciones parlamentarias, se está intentando restablecer los acuerdos necesarios para evitar que la oposición y sus aliados consigan los dos tercios requeridos para anular el veto presidencial. Un dirigente del peronismo comparó la situación con "jugar a la ruleta rusa" debido a la aparente anarquía.

Reunión en Casa Rosada y Nuevos Desafíos

El primer paso para recuperar el control se dio el viernes en Casa Rosada, donde Milei reunió a los jefes de bloque aliados del PRO y del MID. En esta reunión, Milei reafirmó el papel de Francos como principal interlocutor con el Congreso y acordó que Francos facilitaría encuentros quincenales con estos bloques.

Simultáneamente, la Casa Rosada intensificó la presión sobre los gobernadores, especialmente los del PRO y la UCR, así como algunos peronistas colaborativos. Milei también se reunió con Mauricio Macri en Olivos, en medio de críticas a Caputo y a favor de Francos como principal negociador parlamentario.

José “Cochi” Rolandi destacó la posibilidad de un veto parcial a la ley de movilidad jubilatoria, en contraste con el veto total finalmente aplicado. Milei también buscará recuperar la relación con Miguel Ángel Pichetto, clave en la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal. La relación entre Pichetto y el Ejecutivo se deterioró por el rechazo al DNU que asignó fondos discrecionales a la SIDE y la nueva ley jubilatoria.

Pichetto, quien aún no ha sido contactado por el Ejecutivo desde los recientes desencuentros, se reunirá con su bloque para discutir el veto presidencial y planificar los próximos pasos. Mientras tanto, el presupuesto para 2025 es una prioridad para Encuentro Federal, que ha indicado su disposición a colaborar en ambas cámaras del Congreso.

El Gobierno enfrenta semanas críticas para la viabilidad política de su agenda, sacudido por la expulsión de legisladores y las dificultades en la negociación de jueces para la Corte Suprema. La estrategia incluye la reciente negociación sobre el traspaso de las líneas de colectivos porteñas y la posibilidad de que Milei presente el presupuesto 2025 en el Congreso, prevista para el 16 de septiembre.

En paralelo, Milei repostó en sus redes una nota sobre la posibilidad de que visite el Congreso para presentar el presupuesto. Este día, la CGT tendrá una reunión con el Papa en Roma para discutir la situación laboral y social, aunque los reclamos gremiales han sido mínimos en el contexto actual.

La relación del Gobierno con el sindicalismo, en particular con Gerardo Martínez y Héctor Daer, sigue siendo crucial. Caputo, asesor de Milei, ha mantenido un diálogo cercano con estos líderes sindicales, a pesar de la falta de mayores reclamos públicos por parte de los sindicatos.