¿Por qué Elon Musk renunció a su cargo en el gobierno de Donald Trump justo cuando parecía tener todo para liderar una revolución contra la burocracia? La respuesta tiene más que ver con frustraciones internas que con diferencias ideológicas. Y eso dejó en pausa el futuro del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), la gran apuesta de Musk para achicar el gasto público.
A continuación, te contamos qué pasó, por qué tomó esa decisión y qué puede pasar ahora con el DOGE. Pero primero, una cosa: lo que dijo Musk sobre el proyecto de ley de Trump sorprendió hasta a sus propios aliados.
Elon Musk dejó su puesto como asesor presidencial tras meses intentando recortar el gasto público. Lo hizo a través del DOGE, un organismo que él mismo ayudó a crear. Su meta inicial era ambiciosa: eliminar hasta dos billones de dólares en gastos estatales. Pero con el paso del tiempo, y ante la resistencia dentro del propio gobierno, la cifra se fue reduciendo a 150 mil millones.
“Sabía que había problemas, pero es mucho peor de lo que pensaba”, dijo Musk al Washington Post. Su renuncia llegó justo cuando terminó su tiempo programado como Empleado Especial del Gobierno. En su red social X, escribió:
“La misión del DOGE solo se fortalecerá con el tiempo”.
Un día antes de irse, Musk lanzó una crítica directa a la propuesta estrella de Trump: su “gran proyecto de ley hermosa”, que combina recortes de impuestos con políticas más duras sobre inmigración.
En una entrevista con CBS, Musk fue claro:
“Es un proyecto de gasto masivo que aumenta el déficit y socava el trabajo del DOGE”.
Sus palabras no pasaron desapercibidas. Aunque durante meses apoyó abiertamente a Trump —incluso con financiamiento millonario y actos públicos—, este último gesto marcó un quiebre.
Aunque Musk se fue, el trabajo del DOGE sigue en pie. Desde el Congreso, el presidente de la Cámara, Mike Johnson, agradeció a Musk por sus aportes y adelantó que van a tomar en cuenta sus hallazgos. Aun así, no está claro qué tan comprometido sigue el gobierno con el plan original.
En su despedida, Elon Musk dio señales de cansancio político:
“Creo que ya hice suficiente”.
Su relación con Donald Trump, aunque tuvo momentos de elogios mutuos, parece haber entrado en una nueva etapa. Sin su figura al frente, el DOGE enfrenta un futuro incierto.
La salida de Musk no es solo una renuncia. Es el cierre de una etapa donde tecnología, política y gasto público se cruzaron. El DOGE podría sobrevivir, pero sin la figura de Musk, su impacto es una incógnita.