Las relaciones entre Argentina y Paraguay se han vuelto cada vez más tensas en medio de un conflicto relacionado con la Hidrovía Paraguay-Paraná y el suministro de energía de la represa binacional Yacyretá.

La discordia comenzó con el repudio conjunto de Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay contra la implementación por parte de Argentina de un peaje unilateral en la Hidrovía Paraguay-Paraná. Este peaje se aplica a las embarcaciones que navegan por el río Paraná y está destinado a financiar trabajos de dragado y balizamiento.

Como respuesta a esta situación, el gobierno de Paraguay anunció que retirará la totalidad de la energía de Yacyretá, una represa hidroeléctrica compartida entre ambos países. Históricamente, Argentina había retirado aproximadamente el 85% de la energía producida por Yacyretá, pero esta proporción aumentó repentinamente a favor de Paraguay.

El cambio en el suministro de energía representa un golpe para Argentina, ya que pierde el excedente que solía obtener para compensar su déficit energético.

Santiago Peña, miembro del gobierno paraguayo, justificó esta medida citando un incumplimiento en los pagos por parte del gobierno argentino, que asciende a 50 millones de dólares.

A pesar de las tensiones, ambos países están involucrados en conversaciones y acuerdos para resolver este conflicto, aunque la situación sigue siendo incierta.

Argentina espera resolver una deuda acumulada de 4.500 millones de dólares relacionada con la construcción de la represa Yacyretá, mientras que también se compromete a normalizar los pagos pendientes por el flujo de energía proveniente de esta represa.

La tensión persiste y se profundiza, con el gobierno paraguayo convocando al embajador argentino para abordar las declaraciones sobre el conflicto en la Hidrovía Paraguay-Paraná. Ambos países enfrentan desafíos diplomáticos significativos mientras buscan una solución a esta compleja disputa.