¿Qué motiva a un joven de 17 años a planear un atentado contra el presidente de Estados Unidos? En un giro impactante, el caso de Nikita Casap ha dejado al mundo sin palabras. Este adolescente, residente en Waukesha, Wisconsin, es acusado de asesinar a su madre y a su padrastro, en lo que parece ser un acto premeditado relacionado con un plan mucho más grande, que incluía el asesinato de Donald Trump y el derrocamiento del gobierno de Estados Unidos.
El 28 de febrero, las autoridades encontraron los cuerpos de Tatiana Casap (madre de Nikita) y Donald Mayer (padrastro), en avanzado estado de descomposición dentro de la casa del joven. La ausencia prolongada de Nikita en la escuela había generado la preocupación que llevó a una inspección de bienestar. Las víctimas fueron halladas escondidas bajo pilas de ropa y cobijas. Tatiana Casap había recibido múltiples disparos en el cuello y otras partes del cuerpo, mientras que Mayer fue hallado con un disparo en la cabeza.
La investigación reveló que Nikita Casap había elaborado un manifiesto titulado "Accelerate the Collapse", en el que describía un plan para asesinar a Donald Trump y derrocar al gobierno de Estados Unidos. En sus palabras, este acto violento sería el primer paso hacia una “revolución política” para salvar a la “raza blanca”. Este manifiesto, hallado en su teléfono, también contenía referencias explícitas a la eliminación del presidente y su vicepresidente para desestabilizar el país.
Además, Casap había compartido imágenes de Adolf Hitler y frases como "HAIL HITLER HAIL THE WHITE RACE HAIL VICTORY", lo que deja claro el tipo de ideología que alimentaba su pensamiento. También se hallaron instrucciones para fabricar bombas y llevar a cabo ataques terroristas, así como pruebas de contacto con una organización extremista conocida como "The Order of Nine Angles", una red neonazi.
El caso de Nikita Casap ha suscitado gran preocupación sobre la radicalización juvenil a través de ideologías extremistas, no solo a nivel local, sino con posibles conexiones internacionales. En las investigaciones también se descubrió que el adolescente había estado en contacto con un hombre en Rusia, que aparentemente sabía de su plan y le había ofrecido ayuda.
Además, Casap había estado adquiriendo drones y explosivos, con la intención de usarlos como armas de destrucción masiva, lo que profundiza la preocupación sobre la escala de su plan. En un giro aún más inquietante, el joven había planeado huir con su familia a Ucrania, tomando pasaportes y robando un automóvil en su huida.
Nikita Casap enfrenta múltiples cargos, incluyendo asesinato en primer grado, conspiración y terrorismo. Se le ha negado la libertad bajo fianza y permanece bajo custodia mientras espera su audiencia programada para el 7 de mayo. Las autoridades siguen investigando la amplitud de la conspiración, mientras el FBI y fiscales federales trabajan en la preparación de cargos adicionales.
Este caso resalta el peligro de la radicalización juvenil y cómo los jóvenes pueden ser influenciados por ideologías extremistas, muchas veces sin ser conscientes de las consecuencias de sus acciones. Las autoridades continúan investigando y tratando de prevenir futuros actos de violencia de esta magnitud.
El caso de Nikita Casap no solo pone en evidencia la tragedia de un crimen familiar, sino también la creciente amenaza de las ideologías extremistas que siguen afectando a jóvenes vulnerables en Estados Unidos y el mundo. Las autoridades siguen trabajando para entender cómo este adolescente se vio arrastrado a tales extremos y prevenir que otros sigan su mismo camino.
