“Coqui 2023”. El wi-fi en el despacho de Jorge Capitanich es más que sugestivo con respecto a las próxima elecciones, pero el gobernador se encarga rápido de echar por tierra cualquier especulación política sobre su futuro.
“Nunca es posible determinar por anticipado ningún escenario”, dice sentado ante una gran mesa de vidrio, con seis televisores detrás y un escritorio imponente, desde donde gobierna la provincia de Chaco. Son más de las 21 del viernes cuando el “Coqui” recibe a elDiarioAR y otros medios de Buenos Aires, luego de un día agitado para él, siendo anfitrión de Cristina Kirchner. La vicepresidenta recibió un título honoris causa de la Universidad Nacional del Chaco Austral, y el mandatario provincial le armó un acto a su medida, con un público 100% kirchnerista, que avivó y aplaudió cada uno de los embates de la ex jefa de Estado contra el propio gobierno del Frente de Todos, y en particular Alberto Fernández y sus ministros Martín Guzmán (Economía) y Matías Kulfas (Producción).
Capitanich remarca que la alta inflación es un grave problema, y expone que “un ministro de Economía debe definir de una manera clara la coordinación de las principales variables”.
Le pide el Presidente que convoque a una gran discusión de todo el Frente de Todos –en Chaco de alguna manera ya está institucionalizado– y no le preocupa que pueda validar su reelección en unas PASO: “Yo no me puse nervioso”, dijo, recordando las internas que ganó siendo gobernador en 2011.
Sin llegar a lanzarse él mismo a la Casa Rosada, dice “estar escribiendo” una especie de plataforma electoral, y marca lo que debería hacer el oficialismo para llegar a las próximas elecciones con chances: “Unir en la diversidad y reducir la inflación. Con eso hay 2023”.
–¿Qué balance hace de la visita de Cristina Kirchner?
–Siempre los expresidentes deberían ser respetados. Primero porque fueron elegidos por la voluntad popular. Segundo, porque tienen una experiencia que comunicar en la gestión pública. Y tercero, porque, efectivamente vivimos un mundo de alta incertidumbre y que obviamente impacta en cada una de nuestras comunidades y países y se requiere de capacidad, inteligencia y experiencia para afrontar las dificultades. Ahora se observan vuelcos a propuestas más individualistas o de derecha.
–El discurso de Cristina tenía cierto tinte académico, pero terminó siendo bastante crítica del Gobierno.
–No le debemos temer al debate y también a la diversidad de opiniones. Nadie es dueño de la verdad en un mundo de incertidumbre y nadie va a poder gobernar en la República Argentina sin parámetros básicos de consenso. Por ejemplo, si seguimos con este esquema de una grieta que nos divide profundamente y no podemos lograr consensos desde el punto de vista de funcionamiento de ciertas instituciones del sistema republicano, entonces los problemas van a generar cierto inmovilismo en la toma de decisiones. Y frente a problemas lo que no se puede hacer es dejar pasar el tiempo, porque el tiempo solo no resuelve los problemas. Entonces, por ejemplo, vamos a ver un escenario sobre la Corte Suprema de Justicia donde no hay posibilidad de ponerse de acuerdo en 48 senadores para la designación de un miembro. Bueno, pueden quedar con el transcurso del tiempo 4, después 3, luego 2 y 1. Y puede llegar un momento en que no quede nadie. Entonces, por falta de consenso no va a haber una Corte Suprema de Justicia en la República Argentina.
–La vicepresidenta habló de la Corte Suprema como uno de los poderes del Estado, pero también sobre el Poder Ejecutivo fue bastante clara, incluso criticando muy fuerte el Presidente. ¿Vos lo viste así?
–No vi una crítica del presidente.
–¿No minimizó su poder?
–No lo rebajó, fue más bien destinado a cómo dirigir, a percibir
–¿No dijo que es una persona que no era representativa de una fuerza del gobierno?
–A ver, yo creo que ella ahí hace una referencia explícita al tema de que esto es un problema. De ahí hizo referencia a los temas de generosidad o no digamos, fue una decisión inteligente y no generosa en todo caso. Y la decisión inteligente es pensar. Alguien con aptitud para el ejercicio de la responsabilidad de la primera magistratura, del Estado, del Gobierno, digamos. Pero no, no lo observo como una crítica ni bajar el precio. Lo vi como diciendo estoy tomando una decisión inteligente en términos de dos conceptos. Primero, no se trató de una decisión generosa, sino inteligente. En todo caso, hubo generosidad respecto a cómo integrar los equipos.
–¿Cuánto tiempo puede durar esta tensión interna? Porque Cristina dice “no es una disputa de poder, pero sí un debate”. Y es un debate fuerte. Y es un debate sobre una cuestión central.
–Yo creo que es un tema en donde también en la República Argentina nos debemos una visión introspectiva de cómo se construye el poder político y cómo se administra. Si uno toma los 40 años de democracia, ¿qué síntesis ejecutiva uno puede hacer? Primero, estabilidad política. Capacidad de resolución de conflictos en el marco de la Constitución y las leyes que reglamentan su ejercicio. Segundo, inestabilidad macroeconómica de origen crónico, es decir, inestabilidad macroeconómica. Origen crónico es porque no se sostuvieron ni aún aquellos planes de estabilidad macroeconómica que dieron resultados de corto plazo. Es decir, fueron inconsistentes desde el punto de vista del diseño de las reglas de carácter fiscal, monetario y cambiario. Tercero, eso implicó la agudización en la inequidad en la distribución del ingreso. Entonces, en esa inteligencia, es necesario también analizar la política. La política en 1983 implicó a 92% a Luder y Alfonsín. Eso se tradujo después entre bipartidismo clásico a multipartidismo moderado, hasta coaliciones opositoras que fueron en las últimas elecciones. Eso significó Fernández-Fernández, que se habían distanciado, y Macri y Pichetto, que venía del peronismo. Es una nueva metodología de construcción de poder político sobre la base de una democracia pluralista, de una sociedad más heterogénea, con insatisfacción democrática. Entonces, claramente lo que no se puede lograr es unidad monolítica, hegemonía política discursiva y de ejercicio de poder, sino más debate creativo respecto a cómo se resuelven posiciones diferentes.
–¿Y crees que el debate que se está dando es creativo?
–Yo creo que tenés de todo. Pero en una sociedad democrática, abierta y plural, tenemos que acostumbrarnos a debatir con la profundidad del enfoque que esto tiene. A ver, hay algunos, algunos que creen que el problema de los precios de la inflación se resuelve de una manera y otros de manera distinta. Entonces, vamos a plantear distintos enfoques. Algunos consideran que el control de precios es una herramienta ineficaz. Otros creemos que la administración del sistema de precios requiere un marco regulatorio orientado sobre todo en los procesos de formación de precios cuando existe concentración económica. En segundo lugar, algunos consideran que la inflación es solamente una expresión de carácter monetaria. Otros consideramos que puede ser un fenómeno de carácter multicausal. Entonces, el diagnóstico es muy importante para la decisión vinculada a cómo resolver un problema. Yo creo que en la Argentina arrastramos tres restricciones estructurales, que son la restricción energética, la restricción logística y la restricción externa.
–¿Está errando el diagnóstico actual Guzmán?
–No opino de lo que piensa o hace Guzmán. Yo lo que digo es que hago un razonamiento mucho más abarcativo del problema. Es necesario tener una política clara en términos de diversificación de la matriz energética. También hay un tema de restricción externa. Pero no se puede resolver el problema de una economía monetaria fáctica sin consenso político, económico, social.
–Consenso en el Gobierno no hay.
–Bueno, porque no es fácil tampoco tener un consenso claro, pero tampoco la oposición tiene consenso.
–Pero en el Gobierno están al frente Alberto y Cristina.
–Pero no simplifiquemos. Yo escucho a muchos con una tendencia a simplificar de una manera increíble problemas de extrema complejidad. Esto no se puede simplificar. Hay que entender que los problemas son de una magnitud y de complejidad que hace que efectivamente tengamos en cuenta esto. Argentina necesita desde un plan de inversión pública hasta una visión estratégica respecto a cómo se va diseñando el mundo del siglo 21.
–Cristina dijo que siguiendo de esta manera no le hacen honor al electorado.
–La frase entera que le dije hoy fue que ella tiene un problema: cuando no hablás, existen exégetas de tu silencio, y cuando hablás, interpretación de tus palabras.
–¿Qué dificultades claras ve en la gestión?
–Yo creo que hay resultados importantes en uso capacidad instalada de base industrial, caída de desocupación, el tema de pobreza –que hay que medir mejor–, inclusive el tema de recuperación de la actividad económica. Sí, eso es bueno. Pero la alta inflación es un problema. Los gobernadores estamos claramente ocupados y preocupados porque la inflación es perjudicial para el ingreso de la familia, y si el salario crece por debajo de la inflación y eso afecta el poder de compra, eso impacta en la actividad económica y en la generación de empleo. Entonces, eso para nosotros es un dato objetivo de la realidad que hay que debatirlo para ver cómo se resuelven esas cuestiones.
–A partir de estas tensiones, ¿cree que necesita el Gobierno un relanzamiento del gabinete de cara a lo que queda de gestión? ¿Sería positivo para Alberto?
–La verdad es que a mí no me gusta emitir juicios de valor u opiniones respecto a cómo debería conformar el Presidente su gabinete, ni a quién elegir. Me parece que eso es una decisión de un presidente de la República en virtud de la legitimidad de origen que tiene que ver con la elección popular que lo ha elegido. Lo que sí nosotros consideramos que es necesario es lo siguiente: hoy tenemos un impacto inflacionario que afecta a la calidad de vida de las familias y que lo vemos en cada una de nuestras provincias. Lo que queremos en realidad son resultados. Eso significa una estrategia para reducir la inflación y que nos habilite un horizonte para lograr efectivamente crecimiento de la economía, generación de empleo con menor inflación.
–Cristina apuntó claramente contra Guzmán y Kulfas.
–Yo tengo excelente relación con los distintos espacios internos. Acá en la provincia en nuestro espacio interno también tenemos tensiones y tratamos de administrar las tensiones sobre la base del debate para ver cómo fijamos una posición homogénea y dentro de nuestro bloque. Uno tiene que saber administrar ciertas tensiones.
–Pero hay un sector importante que le pide al Presidente hacer cambios.
–Vuelvo a insistir. Me parece que en una coalición, en el marco de escenarios cambiantes, de incertidumbre, puede haber diferencias. Esas diferencias pueden expresarse en un debate abierto y frontal y a veces se subsanan o se pueden resolver bien, o a veces no, en el caso de una coalición, qué es lo que se hace con la coalición. Bueno, con la coalición existe alternancia y, en consecuencia, si uno tiene diferencias las tiene que dirimir en el ámbito de primarias abiertas.
–Usted dijo que el próximo presidente tiene que ser alguien del interior. Y también trascendió que tenía el visto bueno tanto de Cristina como Alberto. En el caso de que de que llegue a haber unas primarias, ¿se presentaría?
–Siempre dije que en nuestro espacio es necesario tener primarias abiertas, obligatorias y simultáneas. Y siempre planteé que era necesario tener un plan sometido a la consideración popular, con equipos capaces de ejecutarlo y con un líder dispuesto a afrontar a viva voz el debate y la capacidad de ejecución. Tenemos que acostumbrarnos a vivir en un mundo de tensiones, en espacios de internas y coaliciones, con miradas y prismas diferentes. Y eso es lo que concibo. Yo no me pongo hoy a tomar una decisión, pero creo que los que estamos en gestión de gobierno nos tenemos que dedicar a gobernar y resolver el problema. Y también nos tenemos que dedicar a ayudar a quienes tienen el poder institucional y político, como el Presidente, a tratar de ayudar a resolverlo.
–¿Se imagina al Presidente en una PASO?
–Yo en 2011 tenía 86% de aceptación popular y un senador se presentó a elecciones internas. No me puse nervioso.
–Pero tenía un alto nivel de popularidad. Alberto no. Y es criticado por su propio espacio.
–La política no es estática, es dinámica. Además, las encuestas no tienen el 100% de confiabilidad. Por lo tanto, la única manera de saber si efectivamente uno puede escrutar la voluntad popular es presentándose a elecciones.
–¿Cómo ve el 2023?
–Todavía no es tiempo. Nunca es posible determinar por anticipado ningún escenario. El escenario político electoral está abierto.
–¿Tampoco ve un escenario de ruptura?
–No, de ningún modo. Veo efectivamente un escenario en donde funciona la unidad, la diversidad, debate interno y posiciones diferentes para algunas cosas.
–¿Y que lo tenga como candidato?
–Lo voy a definir más adelante. Ahora estoy viendo si termino de escribir lo que pienso que hay que hacer en todos los niveles.
–O sea, tu plataforma de campaña.
–No hay que anticiparse a ninguna decisión, pero sí hay que tener un razonamiento muy adecuado de todos los problemas y de las posibles soluciones. A mí me parece que eso es parte de la rigurosidad metodológica de alguien que puede aportar. Yo creo humildemente tener formación, experiencia y voluntad. Es un montón, pero nunca alcanza.
–¿Lo pondría a Martín Guzmán como ministro de Economía?
–No, no, tengo que ver.
–¿Haría falta un superministro económico?
–Para resolver los problemas es necesario, para mí, lograr minimizar los niveles de confrontación, desandar este camino de agrietamiento de posiciones que son a veces irreductibles y buscar el máximo nivel de consenso posible. Yo creo que es muy difícil gobernar la Argentina sin reformas estructurales de conducta institucional y político en materia económica y social y sin resolver estos problemas pendientes. La confianza política se va minando por falta de resultados en materia económica y por agudización de los problemas de distribución del ingreso. A mí me preocupa mucho cuando existen ciertas apariciones fulgurantes de superhéroes que creen que lo van a resolver con palabras.
–¿Pero tiene que haber un funcionario distinto?
–No quiero dar clases a nadie. Pero un ministro de Economía debe definir de una manera clara la coordinación de las principales variables y, sobre todo, la estructura de precios relativos, las tasas de interés, tipo de cambio, precio de los bienes, precio de los servicios, remuneraciones y salarios. Esas son claves para ver el comportamiento respecto a la tendencia del impacto del crecimiento y la distribución.
–¿Debería armarse una mesa de diálogo en el Frente de Todos?
–Estoy absolutamente a favor de esto. El Presidente tiene que convocar a todos los espacios. Y esto incluye 1200 intendentes e intendentas, 15 gobernadores, 37 senadores, 118 diputados, y también tenemos mayoría de legisladores provinciales y concejales. Tenemos una base de poder político, institucional y social muy significativa. Bueno, eso es un espacio que hay conducirlo, porque sino podés tener atomización y dispersión. El primer paraguas es el Frente de Todos organizado. Yo hice un documento que se lo pasé a Wado (De Pedro), a Alberto, a todos. Es lo que hay que hacer para mí. O sea, unir en la diversidad, reducir la inflación. Con eso hay 2023.
–¿Están a tiempo todavía de hacer esto? ¿O está todo muy mal?
–Nunca es tarde cuando la dicha es buena.
–¿Y la dicha es buena, con 60 puntos de inflación?
–Nosotros tenemos capacidad para reciclarnos. Fuente: eldiarioar.com