La Cámara de Diputados aprobó la Boleta Única de Papel: un cambio electoral que marca la historia

Con 143 votos a favor, se sancionó la implementación de la Boleta Única de Papel. El nuevo sistema promete más transparencia, a pesar de la resistencia peronista.

02-10-2024 - Por Crítica Argentina

La Cámara de Diputados aprobó la Boleta Única de Papel: un cambio electoral que marca la historia

La Cámara de Diputados aprobó de manera definitiva la Boleta Única de Papel, reemplazando la tradicional boleta partidaria. Con una votación que alcanzó los 143 votos afirmativos, se ratificaron las modificaciones realizadas en el Senado. Este nuevo instrumento electoral se estrenará en las próximas elecciones legislativas, marcando un antes y un después en el sistema electoral argentino.

El nuevo sistema se basa en un modelo previamente utilizado en provincias como Mendoza y Córdoba, donde los cargos se presentan de manera horizontal en el margen izquierdo y las agrupaciones políticas en filas verticales con distintos colores. A diferencia del sistema tradicional, este mecanismo promete eliminar irregularidades como el robo de boletas y el llamado "voto cadena", ofreciendo una elección más justa y transparente.

Uno de los puntos más conflictivos fue la inclusión de un casillero para votar la lista completa, algo que finalmente fue descartado. La presión de partidos provinciales, liderados por figuras como Mónica Silva de Río Negro y Carlos Arce de Misiones, resultó determinante para eliminar esta opción, evitando lo que denominaron el “efecto arrastre” de los candidatos presidenciales de partidos nacionales.

La intervención del bloque Innovación Federal, que representa a los gobernadores de provincias como Río Negro, Misiones y Salta, fue decisiva para que la ley fuera aprobada. Estos representantes sostuvieron que la eliminación del casillero de lista completa garantiza un voto más reflexivo, donde los ciudadanos deben elegir a los candidatos de cada categoría por separado, sin influencias de liderazgos nacionales.

El diputado rionegrino Agustín Domingo argumentó que esta reforma permitirá a los electores ser más conscientes y responsables en su voto, evitando el arrastre de figuras presidenciales y promoviendo una selección más transparente en cada categoría.


Ventajas del nuevo sistema electoral


Los defensores de la Boleta Única de Papel sostienen que este sistema mejorará notablemente la transparencia del proceso electoral. Entre las principales ventajas destacan:

  • Eliminación de prácticas fraudulentas, como el robo de boletas o el voto cadena.
  • Reducción de abusos en el financiamiento de las campañas electorales.
  • Extensión del plazo de campaña, que pasará de 50 a 60 días, brindando más tiempo para el debate político.
  • Presentación anticipada de listas, que deberán ser presentadas 70 días antes de las elecciones, en lugar de los 60 días actuales.

A pesar de las ventajas que promete el nuevo sistema, el kirchnerismo se opuso con vehemencia. Argumentaron que el sistema de boleta partidaria ha funcionado correctamente a lo largo de la historia democrática argentina. El diputado Eduardo Valdés, por ejemplo, citó el ranking de calidad democrática de The Economist, donde países como Noruega, Finlandia y Suecia utilizan sistemas similares al argentino actual, y ocupan los primeros lugares en calidad institucional.

Valdés defendió el sistema tradicional, asegurando que este ha sido clave para la alternancia democrática en el país, e insistió en que la Boleta Única de Papel no era necesaria.

A pesar de la oposición, el oficialismo logró evitar cualquier intervención que intentara modificar el dictamen original. Al proponer una votación única para ratificar todos los cambios realizados por el Senado, el proyecto fue aprobado sin mayores complicaciones. La Boleta Única de Papel será utilizada en las próximas elecciones legislativas, marcando un nuevo capítulo en la historia electoral del país.

La Libertad Avanza y otros bloques celebraron este cambio como un paso necesario hacia una democracia más transparente y participativa, dejando atrás un sistema que, para muchos, favorecía el control de los grandes partidos nacionales.