El jueves de esta semana comienza junio, el mes de las sagradas escrituras. El 24 a las 24, se celebra la Nochebuena en la Junta Electoral, y "el 25 con la resaca a cuestas, vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas". Las batallas en los dos principales frentes electorales del país (Juntos y FDT), prometen acaparar el interés mediático hasta el domingo 13 de agosto, cuando a última hora se cuenten los votos y aparezcan las definiciones.
Pero ocupémonos del FDT, que esta semana volvió al centro de la escena nacional con el acto de Cristina, la casi confirmación de la candidatura a Presidente de Wado, apoyado por Massa y Máximo; y la certeza de que Scioli será el contrincante interno, de la mano de Alberto, la CGT gorda y varios gobernadores anti K. La novedad en la PBA se da con la foto de ayer sábado en la casa del tigrense, con Axel y Malena en el mismo sillón, simbología ortodoxa de una fórmula para enfrentar a Victoria Tolosa Paz acompañada por un intendente no K a definir.
En el armado provincial, Cristina y Massa van a lo seguro y ponen candidatos a gobernador y vice con altas chances de triunfo electoral en PASO y General. Con eso se dan por satisfechos de mínima, pero deben ganar la interna o negarle las PASO al albertismo sciolista y permitirles un seguro ingreso a la primera vuelta de octubre, donde pueden robarle muchos legisladores nacionales, provinciales y municipales; y lo que es mucho peor, dejar sin chances y peleando para no caer a un tercer puesto humillante al candidato nacional.
Si les dan PASO al Pichichi y la Viky, primero tienen que ganarles y luego integrarlos en las listas de octubre. Eso sería lo más razonable si la política se basara en la lógica, pero todos sabemos que no es así. Cualquier cosa es posible de acá al 24/6/23. Además de las cabezas de los primeros primeros cuatro cuerpos de la boleta, que se negocian en la estratósfera, existen dos cuerpos más en el final derecho de la papeleta que se definen con los intendentes como actores centrales.
Justamente los jefes comunales, son los únicos dueños de estructuras con votos verdaderamente consolidados, que pueden torcer una elección según su posicionamiento. Ellos son quienes arman casi todas las listas de legisladores provinciales por secciones (ocho en PBA) y las locales de concejales y consejeros escolares, con el pesadísimo nombre del intendente en letras enormes en la parte superior de la punta derecha de una boleta, que en muchos municipios arrastra infinitamente más de abajo hacia arriba (de derecha a izquierda), que al revés.
Pensar que tener un buen candidato a Presidente y otro a Gobernador alcanza en esta elección finita como pestaña de perro, puede ser un error lapidario para los habitantes eternos de las superestructuras de una política en ebullición permanente. Dejar afuera de las decisiones a los intendentes, especialmente los del Conurbano, no suena muy atractivo que digamos. Pero a los caciques locales no les conviene ni locos una interna local, con un candidato peronista enfrente de su boleta en el cuarto oscuro.
Por eso, se va a hablar hasta el 24 de junio de boletas con los intendentes en V, y no justamente por la V de la Victoria, el principal lema del peronismo, sino porque la idea que tratarán de imponer los dueños de los distritos es que las listas municipales y seccionales (los dos últimos cuerpos de la boleta), sean los mismos para ambos sectores en pugna, el “kirchneromassismo” y el “albersciolismo”.