"El verdadero valor del fracaso y la resiliencia"

Por Roberto Anselmino: periodista y RR.PP, consultor de imagen política y empresaria y analista. "El verdadero valor del fracaso y la resiliencia".

28-01-2025 - Por Crítica Argentina

Cada fracaso, cada error y cada desafío que he enfrentado en mi vida, me ha dejado una enseñanza invaluable. Y sé que no soy el único que ha recorrido este camino. Nos enseñan que el éxito es el resultado de un camino sin obstáculos.

Pero la realidad es diferente: el verdadero éxito se construye a base de fracaso, aprendizaje y, sobre todo, resiliencia. La clave está en levantarse una y otra vez, incluso cuando todo parece en contra.

No me refiero solo a los fracasos grandes, sino también a esos que muchos consideran triviales, pero que dejan una huella profunda. Las dificultades económicas, las cargas familiares, las responsabilidades que uno asume para seguir adelante… todo eso pesa.

Pero la verdadera prueba está en seguir buscando soluciones, en aprender de cada tropiezo y en no rendirse nunca. Eso es lo que define a alguien resiliente: la capacidad de seguir luchando, adaptarse a los cambios y aprender a prosperar.

He tenido la oportunidad de lograr grandes triunfos tanto en mi vida personal como profesional. Sin embargo, a medida que me acerco a los 63 años, he sido testigo de algo que limita a muchos de nosotros: la discriminación por edad, también conocida como edadismo.

Esta actitud refleja una mediocridad alarmante en los reclutadores, que en lugar de reconocer la valiosa experiencia acumulada, prefieren ceder ante prejuicios sin fundamento.

En mi caso, la edad no es un obstáculo, sino una ventaja que aporta una perspectiva única y una capacidad para superar desafíos que solo se adquiere con el tiempo.

Recuerdo que, cuando comencé, no contaba con los recursos de muchos que hoy tienen acceso a oportunidades. Pero lo que me impulsó fue un propósito claro y una enorme determinación por avanzar.

El camino nunca fue fácil, pero cada paso, por pequeño que fuera, me acercó a una versión mejor de mí mismo. El fracaso es parte de ese proceso. Aprendí que fracasar no es caer, sino negarse a levantarse.

Hoy, mirando hacia atrás, comprendo que lo que me permitió seguir adelante no fue una fórmula secreta, ni una suerte de coincidencias, sino la resiliencia. La capacidad de aprender de los fracasos, de adaptarse y evolucionar.

Esto es lo que forja un verdadero líder, no el que nunca cae, sino el que se levanta una y otra vez, con una nueva lección a cuestas.

Ahora quiero dirigirme directamente a los profesionales de recursos humanos. ¿Qué es lo que buscan al seleccionar candidatos? ¿Alguien que nunca haya fallado, o alguien que, a pesar de los fracasos, ha demostrado una capacidad inquebrantable para superarse?

Yo apuesto por la segunda opción. Porque los profesionales que han enfrentado y superado adversidades tienen algo que no se enseña en ningún aula: fortaleza interior, sabiduría práctica y una capacidad incomparable para resolver problemas.

En mi experiencia, cada adversidad ha sido una oportunidad de aprendizaje. Y es precisamente esa habilidad de buscar soluciones a pesar de las dificultades económicas, sociales o laborales lo que realmente me ha preparado para enfrentar cualquier desafío.

En mi vida personal y profesional, he logrado grandes logros, pero el verdadero éxito no está solo en los resultados, sino en cómo nos levantamos después de cada caída.

Hoy en día, el edadismo sigue siendo un obstáculo que muchos, como yo, enfrentan. Sin embargo, quiero que los reclutadores sepan que mi experiencia y mi resiliencia son precisamente lo que puedo ofrecer.

La edad no debe verse como una limitación, sino como una fortaleza que agrega valor a cualquier equipo. Porque, al final, lo que realmente importa no es la cantidad de años, sino la capacidad de aprender, de adaptarse y de aportar soluciones creativas y efectivas en momentos difíciles.