De la arenga al timón. Así es el estilo Milei: ¿Cómo opera ahora como presidente?

21-12-2023 - Por Crítica Argentina

* Por Carlos Fara.

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* Más de 190 campañas electorales en Latam. Ex presidente de  @AsacopArgentina y @AlacopLatam. Autor de Cómo ser un consultor político?


¿Cómo opera Javier Milei ahora como presidente de Argentina? Comprende la matriz origen de sus medidas y su discurso disruptivo.


La matriz de origen de un proyecto político marca muchas de las características con las que se maneja cuando llega a ejercer una gestión ejecutiva. Los primeros pasos de la presidencia de Javier Milei en la Argentina muestran que el carácter disruptivo de su candidatura se ve reflejado tanto en la orientación de sus medidas como en el estilo de comunicación y liderazgo.

Si bien su núcleo íntimo no tiene experiencia en gestión pública y en la política, finalmente su gabinete quedó relativamente equilibrado en ese aspecto. De los once funcionarios top —nueve ministros más la jefatura de gabinete y la secretaría general de la presidencia—, la mitad sí tienen una trayectoria previa. De esa mitad, tres son claves: los de Interior, Seguridad y Economía. Al final, recurrió más a los duchos en este ámbito que lo esperable, lo cual reduce la probabilidad de improvisación o riesgo. Una foto más acabada se podrá tener dentro de unas semanas. Se espera que entonces se completen los distintos planteles en las segundas y terceras líneas de la Administración nacional. En este aspecto, la ocupación de muchos casilleros va lenta.


Estilo personalista


Dado el carácter altamente personalista del proyecto de La Libertad Avanza, era de esperar un control férreo desde el vértice de la pirámide sobre las decisiones y sobre la comunicación. Esto suena lógico teniendo en cuenta que el equipo de gobierno no estaba previamente constituido. Por el contrario, se fue formando mayormente en la transición con gente que nunca funcionó como tal, ni siquiera militó políticamente en el espacio.

El propio presidente ha tenido muy poca actividad comunicacional directa con los medios, más allá de su actividad en redes. En los días que lleva en el cargo, solo ha dado un discurso en una celebración judía y a través de un vivo en Instagram. La comunicación de las medidas y la opinión sobre los temas de coyuntura la están haciendo algunos ministros.

De esta manera evita un desgaste prematuro, teniendo en cuenta la vorágine de la crisis económica y los anuncios antipáticos del ministro del área. Esto contrasta fuerte con el alto perfil que Milei tuvo durante su largo proceso de posicionamiento en los dos años previos. Daría la impresión de que preserva su palabra para las ocasiones especiales, de modo que haya expectativa sobre lo que enuncie.


Medidas económicas


Por el momento, el vocero presidencial está teniendo un rol comunicacional muy relevante. Está dando una conferencia de prensa todos los días y, en algunas ocasiones, hasta dos. Dada la alta demanda informativa que existe en esta etapa inicial, esto tiene sentido, además de la alta intensidad de definiciones que están produciendo, sobre todo en el plano económico. Quizá con el paso del tiempo esa frecuencia tienda a bajar. El vocero —que previamente desempeñaba un rol periodístico— está intentando ser bastante institucional en su comunicación. Aunque no deja de filtrar el sesgo ideológico de la nueva administración.

Como era lógico, la agenda está sobre todo inclinada a las medidas económicas en el marco de la crisis y todo lo relacionado con el eventual trámite parlamentario. En menor medida están apareciendo las cuestiones relativas a la seguridad y el orden público. Un ejemplo de ello es el nuevo protocolo para las manifestaciones en la vía pública. En un punto, siendo el presidente de formación y profesión economista, está teniendo una especial atención sobre el día a día de la evolución de ciertas variables financieras que marcan la sensación térmica de corto plazo.


Giro de 180 grados


El programa de reformas económicas representa un giro de 180 grados respecto a lo que históricamente fueron las gestiones kirchneristas y propende una alta desregulación estatal. Un presidente en la Argentina tiene mucho poder para tomar decisiones ejecutivas, y hasta legislativas a través de los decretos de necesidad y urgencia. Más allá de que esas cuestiones más ambiciosas y polémicas deben pasar por el Congreso. Este es un punto clave de la gobernabilidad, dado que es el mandatario políticamente más débil desde la recuperación de la democracia en 1983. No posee ningún gobernador de su signo político, en un país de diseño federal. Solo tiene siete senadores sobre 72, y 38 diputados nacionales sobre 257. Es decir, depende fuertemente de negociaciones para dar cada paso.

En ese marco, el nuevo gobierno se ha mostrado bastante pragmático, alejado de algunos dogmatismos con los que se identificó en campaña. Eso lo ha llevado a desdecirse sin problemas de algunas consignas (por ejemplo, que no iba a tener relaciones políticas con países comunistas, teniendo en cuenta la relevancia del mercado chino para la economía argentina). En segundo lugar, ha entablado muchos canales de negociación con las distintas expresiones de la oposición. Por eso, la relación que tenga con los gobernadores —sobre todo los peronistas— será fundamental para encolumnar votos en ambas cámaras del Congreso, explotando las mutuas conveniencias.


Reducción de gastos


Dado que el ajuste buscado es enorme —intentará reducir el gasto equivalente a 5 puntos del PIB—, la gran pregunta en estos primeros días es cuánta tolerancia social habrá, sobre todo en el sector de menores recursos, en donde Milei logró uno de sus mejores desempeños. Argentina ya pasó por dos crisis muy severas y salió exitosamente: 1989 y 2002. Sin embargo, ambas situaciones estuvieron a cargo presidentes peronistas. Estos contaban con mucho mayor músculo político y capacidad de disciplinar a los sindicatos y los movimientos sociales. Esta seguramente será la prueba de fuego para la supervivencia política del nuevo experimento.

A favor, tiene: 1) El apoyo de los sectores que responden al expresidente Macri y a la excandidata presidencial Patricia Bullrich. 2) Una colaboración hacia la gobernabilidad por parte del resto de los sectores que integraban Juntos por el Cambio, coalición hoy virtualmente rota. 3) Una mutua conveniencia con los gobernadores de todos los colores; y 4) una mayoría social que es consciente del tamaño de la crisis y sabe que tomará mucho tiempo salir de esta.

Dado que el fenómeno Milei es atípico desde todo punto de vista, es recomendable no aplicar los mismos criterios de análisis y cálculo político que a una presidencia salida del anterior statu quo.