El pasado jueves marcó un hito en la historia del Club Atlético Huracán con la asunción de Abel Poza como nuevo presidente. Sin embargo, hace 30 años, el lugar de Poza en el mundo del fútbol era muy diferente. Conocido como "El Rubio Abel", lideraba la barra brava del Globito desde el paravalancha del estadio Ducó. Ahora, se convierte en el segundo presidente de un club de Primera División con pasado en la barra, siguiendo los pasos de Raúl "Pistola" Gámez en Vélez.

En una entrevista, Poza reflexionó sobre su evolución y la lupa que se pone sobre su persona debido a su pasado. Reconoció su trayectoria en la barra brava de Huracán, pero destacó su transición hacia la vida institucional del club. Señaló que su objetivo siempre fue ayudar a Huracán en todos los ámbitos y que su pasado no debería opacar su compromiso actual con la institución.

Poza también abordó temas sensibles como la violencia en el fútbol y su participación en conflictos internos y con otras barras. Destacó su papel como mediador en situaciones de conflicto y su decisión de alejarse de la violencia cuando su esposa quedó embarazada. Afirmó que su objetivo es mantener la paz en Huracán y que las reglas son iguales para todos, independientemente de su pasado en la barra.

Sobre su gestión como presidente, Poza expresó su deseo de estabilizar económicamente al club y llevarlo a la gloria deportiva, apuntando a conquistar un nuevo título de liga. A pesar de los prejuicios que puedan existir, Poza se muestra decidido a demostrar su valía como dirigente y su compromiso con el crecimiento y el éxito de Huracán en todos los aspectos.

La historia de Abel Poza es un ejemplo de transformación y superación, demostrando que es posible dejar atrás un pasado turbulento y convertirse en un líder positivo y comprometido con el bienestar de su club.