¿Qué pasa cuando un cruce político se convierte en el centro de todas las miradas? Lo que arrancó como una discusión en el Senado por los sueldos de los legisladores terminó en un escándalo entre José Mayans y Virginia Gallardo. La palabra “tonta” encendió la mecha y abrió un debate que va mucho más allá de los nombres propios.
El episodio arrancó en medio de la votación de un régimen que actualiza las dietas de los senadores con la paritaria del Congreso. Esa medida llevará los sueldos brutos de la Cámara Alta a más de 10 millones de pesos hacia fin de año. Justo ahí, el jefe del bloque kirchnerista, José Mayans, apuntó contra la candidata de La Libertad Avanza. Recordando una vieja frase de la correntina, la descalificó en pleno recinto: “Una tonta, una estúpida”.
¿De dónde venía esa referencia? Hace algunos años, en la mesa de Mirtha Legrand, Virginia Gallardo había ironizado sobre los altos ingresos de los senadores. Ese video volvió a circular y fue la excusa para que Mayans la atacara frente a sus pares.
Pero la respuesta no tardó en llegar. Desde su cuenta de X, la exvedette y postulante a diputada por Corrientes le contestó con ironía: “Más tonto y estúpido, Sr. Mayans, es no saber que soy candidata a diputada y no a senadora, así que no tendrá el gusto de tenerme como compañera”.
El cruce escaló rápido. Gallardo lo acusó de machismo y de faltar el respeto: “Quería felicitarlo por la educación que maneja en su léxico, tratando así a una mujer que podría ser su hija. Después me mandan a estudiar a mí. Dolor país…”. Además, redobló la apuesta al remarcar que los senadores “no ganan 10 millones, van a ganar más”, citando a medios nacionales como fuente.
Este ida y vuelta no pasó desapercibido. En Corrientes, la candidatura de Virginia Gallardo ya venía generando ruido por su salto de la televisión a la política de la mano de Javier Milei. El cruce con José Mayans la terminó de instalar en la agenda mediática, en un contexto en el que el malestar social con los privilegios de la política crece cada vez más.
La polémica todavía sigue abierta. ¿Fue un exabrupto de Mayans o una muestra de la distancia entre la clase política y la sociedad? Lo cierto es que una palabra bastó para que el debate sobre los sueldos del Senado se convirtiera en el nuevo escándalo político-mediático.
