La propuesta del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) de crear un Súper IVA viene generando ruido. No es un impuesto más: busca reemplazar al actual Impuesto sobre los Ingresos Brutos y las tasas municipales sobre ventas. Y aunque suena complejo, puede marcar un antes y un después para el financiamiento de las provincias.
La idea es simple: cambiar tributos desordenados por un solo impuesto que sea más fácil de administrar, más justo y más eficiente. Hoy, cada provincia cobra a su manera, y eso genera desigualdad y poca transparencia. El Súper IVA, en cambio, se aplicaría de forma pareja en todo el país, y sería la principal fuente de ingresos para municipios y gobiernos provinciales.
Acá empieza lo interesante. Según IDESA, al menos ocho provincias podrían autofinanciarse sin problemas con este esquema: CABA, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Neuquén, Chubut y Santa Cruz. Todas tienen economías fuertes y grandes bases de recaudación.
¿Y las demás? Ahí es donde aparece el problema. En provincias con menos actividad económica, como muchas del norte, se necesitarían alícuotas muy altas para lograr la misma recaudación. Esto podría generar distorsiones y hasta ahogar a las economías locales.
La propuesta incluye un Fondo de Nivelación, que redistribuiría recursos a las provincias más rezagadas. Pero no sería un fondo “automático” como los actuales. Este nuevo fondo sólo transferiría dinero si las provincias cumplen ciertas metas fiscales y de desarrollo.
Esto no solo haría más responsable la administración local, sino que también ayudaría a reducir las brechas fiscales entre regiones. Hoy, según IDESA, esas diferencias son “enormes e injustificadas”.
El informe es claro: si no se avanza en ordenar el sistema tributario, la competitividad del país podría caer. Muchas economías regionales no soportan más presión fiscal. Además, si cada provincia sigue actuando por su cuenta, se limitan las chances de crecer de forma pareja.
Con una inflación que empieza a ceder, IDESA insiste en que es el momento ideal para hacer reformas profundas. Y el sistema impositivo es clave. El Súper IVA, bien aplicado, no solo simplificaría el caos tributario actual, sino que también podría mejorar la productividad y generar un crecimiento más justo en todo el país.
La respuesta depende de cómo se implemente. Pero algo es seguro: si no se encara una reforma así, las diferencias entre provincias seguirán creciendo. Y eso, tarde o temprano, lo terminamos pagando todos.