Algo cambió en silencio esta semana. Mientras los ojos estaban puestos en el dólar o la inflación, Luis Caputo avanzó con una jugada que dice más de lo que parece: anunció que el INTA y el INTI pasarán a estar bajo su control directo. Pero la movida no fue solo administrativa. Detrás hay una interna fuerte con Federico Sturzenegger, y el resultado podría definir quién manda en el rediseño del Estado.
El INTA, clave en el desarrollo agropecuario, y el INTI, central para la industria, dejarán de tener autonomía. Ahora dependerán directamente del Ministerio de Economía, con el argumento de “reducir estructuras y costos”. Pero esto también significa poder: controlar presupuestos millonarios, definir contrataciones y manejar la caja.
Sturzenegger había incluido a ambos organismos en su lista de 40 entes a reformar desde el Ministerio de Desregulación. Pero Caputo se le adelantó. El INTA será absorbido por el área de Producción. El INTI quedará reducido a una dirección dentro de Industria y Comercio. Esta decisión pegó fuerte puertas adentro del gabinete.
Aunque en público Caputo y Sturzenegger mantienen una imagen de unidad, la avanzada sobre estos dos institutos no cayó bien en el equipo de Desregulación. Desde allí aseguran que la duplicación de tareas administrativas es una “burocracia infernal” que hay que recortar. Pero también reconocen que el movimiento fue un golpe político.
El caso del INTA es especial. Con 6.400 empleados y 450 sedes, representa un punto de resistencia. Aunque el gobierno colocó a Norberto Bronzovich al frente y reorganizó internamente con el equipo de Juan Pazo, todavía hay tensiones, sobre todo en el consejo directivo, donde buscan cambiar la correlación de fuerzas a favor del Ejecutivo.
El dinero explica mucho. Al 30 de mayo, el INTA tenía asignado un presupuesto de $244.000 millones, pero Sturzenegger cree que el verdadero número ronda los $400.000 millones. Ese dinero proviene de asignaciones fijadas por ley, como derechos de importación. Pero con las facultades delegadas hasta el 8 de julio, el Ejecutivo puede eliminarlas y redirigir fondos al Tesoro.
El INTI también es una pieza importante: $85.600 millones de presupuesto y un 30% de ingresos que provienen de servicios al sector privado. La gestión actual, liderada por Daniel Afione, enfrenta dificultades internas, con renuncias y reestructuraciones que marcan el pulso del ajuste.
Esta semana se espera la publicación de los decretos que oficialicen la reestructuración. No es una simple medida técnica. Es parte de una pelea mayor: quién dirige la transformación del Estado. Por ahora, Caputo se impuso. Pero la interna libertaria sigue abierta, y cada organismo intervenido es una ficha más en ese tablero.
