¿Sabías que en las aguas cercanas a Argentina se están cometiendo actos de pesca ilegal a gran escala, y que el responsable principal podría estar escondido tras un camuflaje sofisticado? Las embarcaciones chinas están operando en el Mar Argentino, usando "banderas de conveniencia" de países como Vanuatu y Camerún, para evadir la detección de sus actividades ilegales. Esta técnica ha crecido notablemente este año y amenaza no solo los recursos marinos, sino la soberanía argentina.
La última investigación del Círculo de Políticas Ambientales (CPA) ha identificado más de 13 embarcaciones pesqueras que, aunque operan en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) argentina, navegan bajo banderas de otros países. Este fenómeno, conocido como pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), afecta gravemente al ecosistema marino del Atlántico Sur y pone en riesgo los recursos naturales de la región.
A lo largo de los últimos años, un número creciente de buques pesqueros de China ha utilizado esta táctica para ocultar su identidad real. En lugar de operar bajo bandera china, estos barcos eligen países como Vanuatu, un pequeño estado insular del Pacífico, que actúa como fachada para que las autoridades no puedan rastrear sus actividades. Aunque este tipo de “camuflaje” no es nuevo, se ha vuelto más frecuente en el último tiempo.
La ZEE argentina, donde solo se permite la pesca a barcos de bandera nacional, ha visto cómo estos pesqueros ilegales invaden sus aguas, poniendo en peligro los recursos pesqueros del Mar Argentino. Un claro ejemplo es el caso del pesquero Xinrun 579, detectado en enero de 2025, que operaba bajo la bandera de Vanuatu. A pesar de estar registrado en ese país, la investigación confirmó que el propietario real del barco es una empresa china.
Este tipo de flotas, muchas de ellas camufladas bajo banderas de países como Camerún, están diseñadas para evadir las regulaciones internacionales. No solo pescan de manera ilegal en las aguas argentinas, sino que también están involucradas en otras actividades ilícitas, como el tráfico de personas.
Estas flotas tienen como objetivo apoderarse gradualmente de los recursos del Atlántico Sur, con especial énfasis en la ZEE argentina. Gracias a su camuflaje, las autoridades tienen dificultades para aplicar sanciones efectivas. Además, muchos de estos barcos están siendo monitoreados por el Partido Comunista Chino, lo que indica que China está financiando y organizando estas expediciones, asegurándose de que sus recursos lleguen directamente a su país.
Este panorama de pesca ilegal tiene repercusiones graves para la Argentina, ya que estos barcos no solo están saqueando los recursos marinos, sino que están aprovechando la falta de sanciones efectivas para operar en el Mar Argentino sin restricciones. A medida que estas prácticas aumentan, el riesgo de que China consiga un control de facto sobre el Atlántico Sur crece, lo que podría tener consecuencias políticas y económicas para el país.
El informe del CPA destaca que el uso de estas tácticas de camuflaje está permitiendo a China expandir su influencia sin enfrentar las consecuencias que normalmente enfrentarían por la pesca ilegal. El control de recursos naturales, como el de los recursos pesqueros del Atlántico Sur, es fundamental para la seguridad alimentaria y la soberanía económica de las naciones involucradas, especialmente de Argentina.
Este tipo de maniobras son una clara amenaza para los ecosistemas marinos y para la soberanía de Argentina sobre sus aguas. La creciente presencia de embarcaciones chinas en el Atlántico Sur exige una respuesta internacional más coordinada para frenar la pesca ilegal y proteger los recursos naturales de la región.