En tiempos de oscuridad política, la Unión Cívica Radical se erige como el último bastión de la democracia. Enfrentando un gobierno que, disfrazado de libertario, atenta contra las instituciones y la esencia misma de la República, el radicalismo reafirma su "compromiso con la justicia y la ética pública". En esta batalla, no hay margen para la tibieza ni para las traiciones internas: "el honor de la patria está en juego".
Hermanos y hermanas de la patria, hoy nos encontramos en un momento crucial de nuestra historia. No es solo una batalla política, es una guerra por el alma de la nación. El nazismo, disfrazado de libertario y escondido bajo banderas de conveniencia, ha declarado la guerra a la Unión Cívica Radical. Nos han señalado como el enemigo porque saben que somos el último bastión de la democracia, la ética y la justicia. Pero no tememos, porque nuestra lucha no es por el poder, sino por la República, por sus instituciones, por la división de poderes y por el sistema federal que nos define como argentinos.
Hoy debemos recordar quiénes somos. "Somos radicales. Somos hijos de Alem, de Yrigoyen, de Illia. Somos los herederos de una doctrina centenaria que se nutre de la justicia social, de la honestidad, de la austeridad y del amor por la patria. No somos perfectos, pero tenemos una obsesión: fortalecer la República y proteger a nuestro pueblo de las garras de la autocracia. Y eso, mis amigos, no se negocia".
Pero no podemos ignorar la traición. Dentro de nuestras filas, algunos han vendido sus ideales por un plato de lentejas. Han abandonado los principios radicales para abrazar el oportunismo político. A ellos les decimos: "no hay lugar para mercenarios en la UCR. O se es radical de corazón, de esos que llevan el paladar negro como estandarte de lucha, o se es un traidor disfrazado de radical. No hay punto medio. La patria no se vende, no se negocia, no se traiciona".
Frente a los ataques de quienes buscan dividirnos, responderemos como lo hicieron nuestros próceres: "con unidad, con firmeza y con el ejemplo de una vida honesta. No nos desviaremos con insultos ni provocaciones. Nuestra respuesta será más República, más democracia, más defensa de los que sufren. Saldremos a las calles con las armas que nos legaron nuestros padres fundadores: la unión nacional, la hermandad entre argentinos y el amor por esta tierra que nos vio nacer".
El odio que nos lanzan desde las sombras lo frenaremos con el amor del pueblo por su país. Porque sabemos que el nazismo no se combate con más odio, sino con más libertad, más justicia y más diálogo. "No permitiremos que allanen el camino a la autocracia. No lo permitiremos porque somos radicales, porque somos argentinos, y porque tenemos el deber sagrado de defender la patria".
Hoy, más que nunca, debemos reconstruir nuestra doctrina, afianzar el orgullo de ser radicales y unir al partido bajo una misma idea: "salvar al pueblo argentino de las garras de un nazismo disfrazado de libertario y de una derecha que solo piensa en rematar la patria al mejor postor".
Que quede claro: "si la UCR tiene enemigos, es porque los nazis nos declararon la guerra. Pero no temblaremos. Porque sabemos que nuestra lucha es justa, porque sabemos que nuestra causa es noble, y porque sabemos que, al final, el amor por la patria siempre vencerá al odio".
¡Viva la República! ¡Viva la Unión Cívica Radical! ¡Viva la Argentina libre y justa!
Por Roberto Anselmino
