¿Puede Tierra del Fuego convertirse en un gigante de la salmonicultura como su vecina Chile? La pregunta genera debate y expectativa, sobre todo después de que un proyecto impulsado por Agustín Coto, de La Libertad Avanza, avanzara en la Legislatura provincial. La iniciativa busca derogar la prohibición vigente desde 2021 y permitir la cría de salmones y truchas en aguas fueguinas, pero ¿qué implicaría para la economía local y los empleos?
La prohibición original, establecida por la Ley 1.355, surgió tras presiones de grupos ambientalistas y de extrema izquierda y bloqueó la salmonicultura en todos los cuerpos de agua jurisdiccionales, salvo excepciones muy limitadas. Esto generó pérdidas millonarias y dejó a miles sin trabajo. Ahora, el proyecto habilita la actividad fuera del Canal Beagle y propone que el Poder Ejecutivo determine las zonas aptas mediante evaluaciones ambientales, buscando un equilibrio entre desarrollo económico y sustentabilidad.
El modelo chileno muestra el potencial real. En la región de Magallanes operan unos 50 centros de producción que generan 180 mil toneladas de salmón y trucha al año, con exportaciones cercanas a USD 650 millones. El empleo directo alcanza entre 7.000 y 8.000 personas, con salarios de USD 1.500 a 1.700 mensuales, y la red de proveedores mantiene miles de puestos indirectos. La salmonicultura allí representa cerca del 50% del PBI regional y es un pilar de sus exportaciones.
Si Tierra del Fuego adopta un esquema similar, las concesiones productivas podrían generar ingresos inmediatos valuados en aproximadamente USD 1 millón cada una. La dimensión del negocio queda clara al mirar el comercio exterior chileno: solo en el primer trimestre de 2025, exportó salmones y truchas por USD 1.828 millones, equivalente a toda la exportación argentina de miel, frutas, pescados, mariscos y carnes combinadas en ese mismo período.
La tendencia global también favorece la acuicultura: en 2022, por primera vez, la producción de mariscos y pescados por acuicultura superó a la pesca de captura, alcanzando el 50,8% del total. Se estima que para 2027 la acuicultura representará el 56% de la producción mundial. Países sudamericanos como Chile, Ecuador y Brasil ya avanzaron en este camino, pero Argentina todavía no aprovechó esta oportunidad.
La pregunta sigue abierta: ¿podrá Tierra del Fuego aprovechar su potencial en salmonicultura y generar empleo y riqueza real para sus habitantes, o seguirá quedando atrás frente a los vecinos? Lo cierto es que, con la iniciativa de La Libertad Avanza, el debate dejó de ser solo ambiental y se transformó en una discusión sobre futuro económico y oportunidades concretas para la provincia.