¿Qué cambia realmente con la llegada de Carlos Presti al Ministerio de Defensa? Esa es la pregunta que muchos se hacen, pero la respuesta no está solo en el nombre del nuevo ministro. Hay decisiones, tensiones internas y reformas en marcha que marcan un quiebre en la conducción de las Fuerzas Armadas. Y no todo es tan simple como parece.

La designación de Carlos Presti al frente del Ministerio de Defensa abrió un nuevo escenario en la relación entre el poder civil y el mundo militar en la Argentina. Por primera vez en años, un militar en actividad asume la conducción política del área, una decisión que el propio Presti definió como “histórica” y alineada con el estilo disruptivo del presidente Javier Milei.

El nuevo ministro reemplazó a Luis Petri y dejó en claro que su llegada busca cerrar una etapa de desinversión y debilidad estructural. Según explicó, el objetivo central es “robustecer” a las Fuerzas Armadas, mejorar su equipamiento y devolverles capacidad operativa para cumplir su rol principal: garantizar la soberanía nacional.

Uno de los puntos que más debate generó es su situación administrativa. Carlos Presti confirmó que sigue en actividad, bajo el marco de la Ley de Personal Militar, y que su pase a disponibilidad es temporal. También aclaró que cobra un solo sueldo, pagado por el Ejército, para despejar dudas y críticas.

Con más de 40 años de carrera, Presti remarcó que conoce el funcionamiento interno de las Fuerzas Armadas y que su designación no es improvisada. Desde esa experiencia, respaldó una de las decisiones más fuertes del Gobierno: la compra de los aviones F-16. Para el ministro, se trata de un “salto cualitativo” tras décadas de falta de inversión, y rechazó las críticas de sectores que, según dijo, “no conocen la realidad militar”.

Pero la agenda no se limita al equipamiento. Presti también puso el foco en problemas sensibles que afectan a la familia militar. Uno de ellos es la situación salarial. Reconoció que los sueldos no son adecuados, pero lo vinculó a una crisis estructural del país y aclaró que cualquier mejora lleva tiempo y un proceso gradual.

Otro tema clave es la obra social. El ministro confirmó que el actual sistema está en crisis y anunció el diseño de una nueva obra social para las Fuerzas Armadas, con una conducción encabezada por un militar. La propuesta será presentada ante el jefe de Gabinete y busca dar una respuesta de fondo a un reclamo histórico del personal.

También se refirió con preocupación a los recientes fallecimientos de efectivos, incluidos casos de suicidio. Aseguró que se activaron protocolos de prevención y que el tema se aborda desde una mirada humana, sin minimizar la gravedad de lo ocurrido.

La llegada de Carlos Presti al Ministerio de Defensa no es solo un cambio de nombre. Marca una nueva etapa, con decisiones que buscan ordenar, reformar y fortalecer un área clave del Estado. Lo que resta ver es si ese “antes y después” que promete el Gobierno logra sostenerse en el tiempo y traducirse en mejoras reales para las Fuerzas Armadas y sus familias.