La transformación de la AFIP: ¿Una eficiencia o pérdida de recursos?
La reciente decisión de disolver la Agencia Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y crear en su lugar la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) ha levantado expectativas en torno a una administración pública más eficiente y menos burocrática. Según la Oficina del Presidente, este cambio busca establecer una estructura “más simple, más eficiente, menos costosa y menos burocrática”, en un contexto donde la reducción de cargos y la reubicación de empleados son parte central de la estrategia. Sin embargo, es fundamental reflexionar sobre el verdadero impacto de estas medidas.
El anuncio de la eliminación de un 45% de los cargos de autoridades superiores y un 31% en los niveles inferiores suena atractivo a primera vista, especialmente con la promesa de un ahorro de $6.400 millones anuales. Sin embargo, ¿es esta la solución definitiva para los problemas de eficiencia en la recaudación de impuestos? La reubicación de aproximadamente 3.100 empleados podría parecer una jugada estratégica, pero es importante considerar las consecuencias para el capital humano que ha sido parte fundamental de la AFIP.
Los números son reveladores: entre enero y noviembre de 2023, bajo el mandato de Alberto Fernández, se incorporan 1.249 nuevos empleados a la AFIP. Esto se suma a un incremento de 1.458 puestos durante la última etapa del gobierno anterior. Ahora, con una plantilla de 21.410 trabajadores, es esencial cuestionar si la reducción de personal realmente se traducirá en una mejora en el servicio y no en un detrimento de la capacidad operativa.
La reestructuración también afecta a la remuneración de los empleados. La eliminación de la "cuenta de jerarquización" y la reducción de salarios de las máximas autoridades, que anteriormente cobraban cifras exorbitantes, se presentan como un intento de racionalizar los gastos. Sin embargo, esta medida, aunque sea necesaria, puede tener un efecto desmotivador en un personal que ya ha vivido una inestabilidad constante en los últimos años. La transparencia en el manejo de los recursos es crucial, pero es igualmente importante mantener la moral de aquellos que trabajan en la recaudación y el control aduanero.
En el contexto de la administración pública, la eficiencia no solo se mide en términos de costos, sino también en la capacidad de los organismos para cumplir con sus funciones esenciales. La creación de la ARCA podría ser un paso hacia la modernización, pero debemos estar atentos a cómo se implementarán estos cambios ya qué costo para los empleados y la calidad del servicio ofrecido a los ciudadanos.
La historia de la AFIP ha estado marcada por reformas y cambios, y la nueva etapa con la ARCA es una oportunidad para corregir rumbos, pero también plantea el desafío de no repetir los errores del pasado. La clave será encontrar un equilibrio entre la eficiencia económica y el mantenimiento de un equipo profesional competente y motivado. En definitiva, el futuro de la recaudación fiscal en Argentina dependerá de cómo se gestionen estas transformaciones.