En una legislatura agobiada por los bochornosos escándalos de Chocolate Rigau cobrando 48 tarjetas de "empleados" truchos, con una sola sesión cierta en el año y gastando un obsceno presupuesto de $36.500 millones, el nuevo presidente del cuerpo promete como una medida "revolucionaria" la de "sesionar una vez al mes". La cara como un riel de ferrocarril...
A horas de la asamblea legislativa en la que Axel Kicillof comenzó su segundo mandato, el flamante presidente de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, Alejandro Dichiara, revela sus planes para revitalizar la Legislatura Bonaerense. Su objetivo principal es otorgar "movilidad" al funcionamiento del cuerpo legislativo.
Dichiara, oriundo de Monte Hermoso y perteneciente al peronismo, tiene la intención de programar sesiones cada 30 días y propone que las comisiones trabajen, al menos, de martes a jueves. La idea es lograr un ritmo de trabajo más constante, superando la escasa actividad legislativa registrada en los últimos años.
Reconociendo que la escasa cantidad de sesiones en la Legislatura Bonaerense es una "asignatura pendiente", Dichiara aspira a mejorar esta situación. En el 2023, solo se llevaron a cabo dos sesiones en la Cámara de Diputados provincial. El nuevo presidente enfatiza la necesidad de trabajar duro para revertir esta realidad.
Consciente de la complejidad política y la falta de mayorías automáticas, Dichiara buscará alcanzar sus objetivos mediante el diálogo y el consenso con todos los bloques presentes en la Legislatura. Destaca que este desafío es considerable, pero su compromiso es trabajar incansablemente en pos de una legislatura más dinámica.
En relación a la interna del Partido Justicialista bonaerense, Dichiara se distancia de la posición de algunos dirigentes y defiende la continuidad de Máximo Kirchner como presidente del partido. Considera que no es momento de buscar culpables, sino de hacer autocrítica, dialogar, unirse y fortalecerse como una oposición constructiva.