¿Qué pasó realmente frente al Congreso? La tensión fue creciendo minuto a minuto hasta que la situación se desbordó. Un operativo de seguridad federal evitó que la protesta termine en caos, pero la pregunta sigue: ¿quiénes fueron los responsables de los disturbios?
Todo comenzó con una movilización de jubilados frente al Congreso de la Nación. Como todos los meses, reclamaban mejoras en sus haberes. Pero esta vez, algo cambió. En medio de la marcha, se sumaron personas encapuchadas que no tenían relación directa con el reclamo. Según confirmaron fuentes oficiales, algunos de estos grupos tenían símbolos vinculados a Antifa, un conocido grupo terrorista de izquierda con presencia internacional.
Las fuerzas de seguridad —Policía Federal, Gendarmería y Prefectura— ya estaban desplegadas desde temprano. El objetivo era claro: aplicar el protocolo antipiquetes para garantizar la libre circulación. En ese contexto, cuando algunos manifestantes intentaron cortar la avenida Rivadavia con un "semaforazo", la Gendarmería avanzó de forma preventiva. Ahí empezó el enfrentamiento.
Los disturbios se intensificaron en cuestión de minutos. Los agresores usaron palos, cinturones y hasta piedras para atacar a los efectivos. Varios llevaban la cara cubierta y actuaban de forma coordinada. Incluso llegaron a arrebatar escudos a los agentes, lo que demuestra una planificación previa.
El enfrentamiento más fuerte ocurrió en la intersección con Callao, donde otra columna de encapuchados se sumó al ataque. Para frenar la violencia, la Policía usó gases lacrimógenos y elementos de disuasión. A pesar del operativo, el tránsito en la zona quedó complicado por varias horas.
La ministra de Seguridad, la doctora en ciencia política y actual titular del área, la Patricia Bullrich, había anticipado posibles desbordes. Durante una entrevista radial, alertó sobre la participación de grupos radicalizados que buscan generar caos en movilizaciones legítimas. Sus dichos cobraron peso cuando aparecieron los primeros símbolos de Antifa pintados sobre las paredes cercanas al Congreso.
A pesar de los enfrentamientos, no se reportaron heridos de gravedad entre los agentes. Algunos manifestantes sí fueron atendidos por el SAME, aunque según fuentes del Ministerio de Seguridad, se trató de consecuencias derivadas de su accionar violento.
El resultado: un operativo que logró contener la situación, aunque dejó en evidencia un nuevo problema. Grupos que no tienen nada que ver con las consignas originales están infiltrando movilizaciones para generar disturbios. Y en este caso, frente a un edificio tan simbólico como el Congreso, el mensaje fue claro: las fuerzas federales no van a permitir que se cruce la línea.
El gobierno nacional ya analiza nuevas medidas para reforzar la seguridad en futuras marchas. Pero la pregunta que queda abierta es: ¿cómo evitar que grupos violentos aprovechen las causas sociales para sembrar el caos?