¿Cómo es posible que Argentina se esté convirtiendo en un ejemplo de recuperación económica a nivel global? Tras años de estancamiento y una recesión profunda en 2024, los indicadores sugieren que el país está retomando el camino del crecimiento económico con una fuerza que pocos anticipaban.
La expresión "tasas chinas", popularizada en la primera década del siglo XXI, vuelve a resonar, pero esta vez en relación a Argentina. Este concepto, que evocaba un ritmo de crecimiento cercano a los dos dígitos, describe hoy la sorprendente recuperación del Producto Bruto Interno (PBI) argentino. En el tercer trimestre de 2024, el PBI creció un 3,9% respecto del trimestre anterior, marcando el inicio de una tendencia que podría consolidarse en 2025.
A nivel global, las economías más desarrolladas enfrentan un crecimiento más moderado. Por ejemplo, Estados Unidos proyecta un aumento del PBI del 2,2% en 2025, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). Incluso China, históricamente conocida por su ritmo acelerado, crecería un 4,5%, una cifra baja para el gigante asiático. En este contexto, el 5,5% estimado para Argentina, superior incluso al promedio de los mercados emergentes (4,2%), es motivo de asombro.
La reactivación económica de Argentina no es casualidad. Desde abril de 2024, cuando la actividad económica tocó fondo, se implementaron políticas para estabilizar el mercado cambiario y reactivar la demanda interna. En noviembre, la actividad económica ya había superado en un 5,3% los niveles de abril, demostrando que las medidas dieron resultados.
Por otro lado, la administración de Javier Milei, con su enfoque disruptivo en políticas monetarias y fiscales, ha generado confianza en ciertos sectores productivos y financieros. Este optimismo se tradujo en una recuperación rápida, que algunos califican como una "recuperación en V".
A pesar de los avances, el camino no está exento de desafíos. La sostenibilidad de este ritmo de crecimiento depende de mantener estables las variables macroeconómicas y de fomentar la inversión productiva. Además, si bien las proyecciones del FMI son positivas, algunos analistas locales son aún más optimistas, estimando que el PBI podría crecer hasta un 6%.
En comparación con sus pares regionales, como Brasil, que apenas lograría un crecimiento del 2,2%, Argentina se perfila como líder económico en Sudamérica. Sin embargo, para consolidar este liderazgo, será crucial evitar los errores del pasado y garantizar una distribución equitativa de los beneficios económicos.
El crecimiento económico de Argentina en 2025 podría sentar un precedente para otras economías emergentes. Con un PBI en ascenso y proyecciones que superan a las grandes potencias como EEUU y China, el país se posiciona como un caso de estudio en recuperación económica. ¿Podrá mantener este ritmo de crecimiento? Esa es la gran pregunta que mantendrá a analistas y economistas atentos durante los próximos meses.