Si Javier Milei se define como un liberal libertario influenciado por la escuela austríaca, surge una pregunta natural: ¿qué es realmente esta corriente económica que tanto menciona? Este enfoque, conocido por su defensa del libre mercado y su oposición al intervencionismo estatal, tiene raíces profundas en las ideas de Ludwig von Mises y Friedrich Hayek. Sin embargo, no es sencillo comprenderla sin sumergirse en su vasta bibliografía.
Pero hay un detalle que genera intriga: ¿pueden sus principios aplicarse a la política económica argentina? Antes de responder, exploremos los fundamentos de esta escuela.
La escuela austríaca de economía nace en Viena a finales del siglo XIX y se distingue de otras corrientes por priorizar el análisis subjetivo del valor y el papel del individuo en las decisiones económicas. Ludwig von Mises, uno de sus máximos exponentes, dejó una obra monumental, entre las que destacan La Acción Humana, Socialismo y Liberalismo. Su discípulo, Friedrich Hayek, amplió estas ideas con textos como Camino de Servidumbre y La Fatal Arrogancia.
Ambos criticaron duramente las intervenciones estatales en la economía, argumentando que conducen al socialismo y a la pérdida de libertades individuales.
En la actualidad, muchos ven contradicciones en los discursos políticos que reivindican la escuela austríaca. Por ejemplo, en 2015, Javier Milei trabajaba en la Fundación Acordar, vinculada a Daniel Scioli, defendiendo políticas económicas que contrastan con los principios austríacos. Por otro lado, el contexto económico actual, liderado por Axel Kicillof, mantiene políticas que serían duramente criticadas por Mises y Hayek.
Para comprender esto, basta citar a Mises, quien en su libro La Acción Humana señaló: “El control de cambios no es, en realidad, sino un nuevo paso por el camino que conduce a la implantación del socialismo.” Según este autor, medidas como el cepo cambiario, la regulación de exportaciones o la fijación arbitraria de tipos de cambio solo agravan los problemas económicos.
Es válido preguntarse si Milei, autoproclamado austríaco, aplica realmente los principios de esta corriente. Si bien sus discursos mencionan conceptos clave como la eliminación del gasto público excesivo y la desregulación del mercado, en la práctica, los resultados dependerán de su capacidad para implementar reformas estructurales coherentes con estas ideas.
Por su parte, economistas liberales cercanos a Milei han justificado en algunos casos políticas que Mises o Hayek habrían criticado duramente, como el control de divisas o los subsidios. Esto genera dudas sobre cuán fieles son al pensamiento austríaco o si adaptan sus discursos al contexto político.
La escuela austríaca de economía no es infalible ni pretende ser una verdad absoluta, pero sus principios ofrecen una crítica incisiva al intervencionismo estatal. Desde su perspectiva, las economías prosperan cuando el mercado opera libremente, sin barreras impuestas por los gobiernos.
En un país como Argentina, marcado por crisis recurrentes, entender este enfoque puede ayudar a reflexionar sobre las políticas actuales y su impacto a largo plazo. ¿Qué opinaría Mises del cepo y del comercio exterior en nuestro país? Sin duda, sería un crítico feroz de estas medidas.
El desafío está en comprender que no basta con citar a los austríacos para generar cambios reales: aplicar sus principios requiere compromiso y coherencia.
