En mayo de 2022, la Casa Blanca de Joe Biden entregó los teléfonos móviles del presidente Donald Trump y del exvicepresidente Mike Pence al FBI en el marco de una investigación sobre las secuelas de las elecciones de 2020. ¿Qué está pasando con estos dispositivos y qué impacto tiene en la política de EE. UU.? Aquí te contamos todo lo que necesitas saber.
La entrega de los teléfonos no fue casual: el FBI no necesitaba una orden judicial para obtener los dispositivos, pero, después de recibirlos, comenzó a redactar una orden de registro para acceder a los datos almacenados en ellos. La investigación, llamada “Arctic Frost” por la agencia, fue abierta oficialmente en abril de 2022, bajo la dirección de Timothy Thibault, un exagente del FBI conocido por su postura contraria a Trump.
El caso ha generado controversia. Muchos sostienen que la acción del FBI no fue justificada y que no había pruebas suficientes para involucrar a Trump en la investigación. Además, se cuestiona la legalidad de la apertura de la investigación sin la debida autorización, ya que solo los agentes especiales tienen la autoridad para hacerlo.
Un dato que no pasó desapercibido es que Thibault, quien lideró la operación, tiene un historial polémico. Se descubrió que fue acusado de enviar fotos de su novia sin consentimiento y de haber obstaculizado investigaciones sobre Hunter Biden. En abril de 2022, el FBI entrevistó a varias personas para continuar con la investigación, incluida una entrevista con Jonathan Su, consejero adjunto de la Casa Blanca.
El proceso se fue intensificando a medida que el FBI obtenía más información. En mayo de 2022, los agentes entrevistaron a Dana Remus, la consejera de la Casa Blanca, y comenzaron a coordinar entrevistas con funcionarios clave de la administración Trump.
A pesar de las denuncias de parcialidad, la investigación continuó. En noviembre de 2022, el fiscal especial Jack Smith asumió el caso, que se expandió para incluir no solo la investigación sobre los documentos clasificados de Trump, sino también sobre su intento de interferir en la transferencia del poder tras las elecciones de 2020.
Las consecuencias de esta investigación siguen siendo inciertas. Donald Trump se declaró no culpable en ambos casos, pero la incertidumbre persiste sobre el futuro de la Casa Blanca y el FBI en relación con su rol en estos eventos.
Este caso ha generado un debate sobre la imparcialidad del FBI y la posible corrupción en las investigaciones políticas. Los senadores Chuck Grassley y Ron Johnson han pedido transparencia en los fondos y recursos utilizados por el FBI para seguir adelante con “Arctic Frost”.