En un escenario de tensión y violencia que no parece tener fin, los cárteles de drogas continúan marcando el destino de México, posicionándolo como uno de los países más peligrosos según el índice de Conflictos 2024, elaborado por la iniciativa global de Datos y Ubicación de Conflictos Armados (ACLED). La pregunta que surge es: ¿qué está impulsando este nivel extremo de violencia?
Aunque Palestina encabeza la lista de los países más violentos debido al conflicto con Israel, México no está muy atrás, ocupando un lugar destacado por la violencia interna que lo aqueja. A pesar de no estar en guerra regular con otro país, la organización ACLED lo describe como sumido en una "guerra civil de cárteles". En 2024, el país enfrentó un aumento del 18% en la tasa de letalidad de los enfrentamientos armados.
Los estados más afectados, como Guanajuato, Nuevo León y Michoacán, ahora comparten protagonismo con otras 14 entidades donde la violencia superó los niveles de 2023. La fragmentación del Cártel de Sinaloa y su feroz lucha contra el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) están en el centro de esta crisis.
México ocupa el segundo lugar global en afectaciones a la población civil. La violencia no se limita a los enfrentamientos entre cárteles; también incluye crímenes políticos, un fenómeno que se intensificó durante las elecciones de 2024. La nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, enfrenta el desafío de frenar una espiral de violencia que parece incontrolable.
ACLED también advirtió que el aumento de grupos armados en México refleja patrones similares a los de países en guerra, como Myanmar y Siria. Estos conflictos internos han generado una situación donde la línea entre "control" y "poder" es cada vez más difusa.
El informe de ACLED revela que los conflictos globales casi se han duplicado en los últimos cinco años. Eventos como la guerra en Ucrania, Gaza y Myanmar se suman a la violencia persistente en lugares como Sudán, Yemen y, por supuesto, México. Esta tendencia alarmante destaca que pocos conflictos han llegado a su fin, y la violencia está lejos de disminuir.
El impacto de los cárteles de drogas en México no solo afecta a las comunidades locales, sino que también refuerza su posición como uno de los países más peligrosos y violentos. Mientras tanto, la lucha por el control territorial y político se intensifica, dejando a millones de personas atrapadas en un ciclo de incertidumbre y miedo.
La pregunta persiste: ¿qué medidas podría implementar el gobierno para cambiar este rumbo? La respuesta, lamentablemente, no es sencilla, pero entender la gravedad de la situación es un primer paso esencial para abordar el problema.