Crisis en el PRO: la frustración de Macri ante el Gobierno de Milei
La reciente reunión de mesa chica del PRO, encabezada por Mauricio Macri, dejó al descubierto un profundo descontento entre los asistentes. A pesar de la brevedad del encuentro, la sensación de frustración se apoderó de los gobernadores, intendentes y legisladores presentes. Uno de ellos, en una declaración sincera, expresó que “hoy estamos más para un no que para un sí”, revelando un clima de desconfianza hacia el Gobierno de Javier Milei y su entorno.
El dilema se centra en la falta de respuesta del Ejecutivo ante las exigencias de los líderes del PRO. Mientras Macri intenta construir puentes y buscar un diálogo constructivo, se siente cada vez más alejado de la dinámica política que Milei ha impuesto. La incertidumbre sobre si se podrá alcanzar un acuerdo electoral para 2025 es un tema candente en las filas del PRO. Las promesas incumplidas en temas clave, como la coparticipación federal y el financiamiento de jubilaciones, alimentan la impaciencia y la percepción de que el Gobierno está fallando a sus aliados.
El hecho de que los gobernadores se sientan tratados de la misma manera que sus contrapartes del peronismo, tanto los colaboracionistas como los opositores, subraya una crisis de confianza que va más allá de la mera política. “Al final, somos todos lo mismo”, manifestó un gobernante, reflejando un sentimiento de frustración que podría tener repercusiones significativas en la cohesión del bloque oficialista.
Es evidente que Macri y su círculo estrecho están navegando en aguas turbulentas. Las diferencias entre los intereses del PRO y los del Gobierno de Milei se están volviendo cada vez más evidentes. A pesar de las intenciones de mantener una colaboración con el Ejecutivo, el temor a perder influencia en la Ciudad y en la política nacional es palpable. La desconfianza se agudiza cuando los miembros del PRO deben recurrir al consultor Santiago Caputo para gestionar iniciativas que deben ser discutidas en el seno del partido.
La situación es crítica: si el PRO no recibe señales claras y compromisos concretos del Gobierno, la posibilidad de un acuerdo electoral podría esfumarse, dejando al partido en una posición vulnerable. La percepción de que el Ejecutivo está dispuesto a sacrificar sus relaciones con sus aliados para perseguir su agenda es un mensaje peligroso que podría socavar no solo la gobernabilidad, sino también las posibilidades electorales del PRO en el futuro.
El momento que vive el PRO exige una reflexión profunda. ¿Podrán Macri y su equipo encontrar el equilibrio necesario para mantenerse relevante en un entorno político que cambia rápidamente? Sin un acuerdo sólido y cumplidos, la fractura entre el PRO y La Libertad Avanza podría ser inevitable, lo que podría significar un retroceso para un partido que ha disfrutado de casi dos décadas de predominio en la política porteña.