Imaginá que mientras el sistema de salud está al borde del colapso, algunos programas reciben millones sin freno. Esta es la situación que hoy preocupa a vecinos y especialistas en la provincia de Buenos Aires.
El gobernador Axel Kicillof sigue bajo la lupa por su gestión presupuestaria, especialmente por el contraste entre la inversión en programas ideológicos y las deudas acumuladas en hospitales públicos. Para 2025, el gobierno destinará más de $1.425.944 millones a iniciativas vinculadas a las políticas de género, mientras que centros de salud esenciales enfrentan retrasos graves en sus pagos.
Uno de los casos más críticos es el del Hospital de Pediatría Garrahan, un referente en América Latina. Según datos oficiales, el Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA), gestionado por la provincia, mantiene una deuda de $4.135 millones con el hospital. Esta suma representa apenas una fracción de lo que se invierte en políticas de género, lo que genera fuertes cuestionamientos sobre las prioridades del gobierno.
Pero el Garrahan no es el único afectado. Otros cinco hospitales de gestión compartida entre Nación y provincia de Buenos Aires, ubicados en Cañuelas, La Matanza, Florencio Varela y Esteban Echeverría, acumulan pasivos por $149.000 millones. La consecuencia es clara: falta de insumos, retrasos en sueldos y dificultades para mantener programas de atención pediátrica de alta complejidad.
Expertos señalan que, con apenas una décima parte de los fondos destinados a las políticas de género, la provincia podría saldar las deudas y garantizar la operatividad de los hospitales. Esto abriría la puerta a una pregunta inevitable: ¿por qué se priorizan ciertos programas por encima de la salud pública?
El debate no es solo político: impacta directamente en familias que dependen de hospitales como el Garrahan para atender a pacientes críticos y garantizar tratamientos especializados. Mientras los números siguen acumulándose, la sociedad exige claridad y soluciones concretas.
La situación plantea un desafío central para Axel Kicillof y su administración: equilibrar las inversiones en políticas sociales y de género con la atención de la salud pública. La manera en que se resuelva este conflicto marcará la percepción del gobierno y la confianza de la ciudadanía en los próximos años.
Mientras tanto, los hospitales esperan que los compromisos presupuestarios dejen de ser promesas y se traduzcan en pagos efectivos. Porque al final, la pregunta que todos se hacen sigue abierta: ¿qué prioridad real tiene la salud frente a otros programas en la provincia de Buenos Aires?