La economía argentina se encamina hacia una nueva recesión, advierten expertos, anticipando un "mal trago" que se agravará en los próximos meses. La caída de la actividad económica se debe a la disminución de la oferta de bienes por restricciones a las importaciones y a la creciente inflación que afecta el consumo. Sin embargo, habría (para el gobierno y sus economista satélites) señales positivas en el horizonte, ya que se espera una rápida recuperación en la segunda mitad del año, impulsada por la cosecha y un aumento en las exportaciones agrícolas a partir de abril de 2024.
A pesar de la caída pronunciada, los economistas son cautelosamente optimistas sobre el "repunte del segundo semestre". La actual recesión se profundizará en los primeros meses de 2024, con una caída interanual del orden del 5% en el primer trimestre. La fase expansiva de la economía comenzará con el sector agrícola, recordando el patrón de recuperación experimentado después de la crisis de 2002.
Econviews y el Ieral, instituto de investigación de la Fundación Mediterránea (los satélites de los que hablábamos antes) coinciden en que, si los programas actuales tienen éxito, la actividad económica puede revertirse en la segunda mitad de 2024, con pronósticos de un crecimiento potencial superior al 8% en 2025. Sin embargo, estas proyecciones deben equilibrarse con el malestar de los asalariados debido a la fuerte caída del poder adquisitivo, necesaria para abordar la inflación, que se espera que persista hasta marzo o abril.
El reacomodamiento de precios, iniciado con la liberación de precios en rubros como alimentos y bebidas, continuará con ajustes en medicina prepaga, telecomunicaciones y tarifas, contribuyendo a la presión sobre los dólares financieros y la brecha cambiaria. "Aunque el panorama actual es desafiante, la recuperación económica podría ser una realidad en el horizonte a mediano plazo", aseguran los gurúes económicos de cabotaje.