Hay una pregunta que está dando vueltas en los pasillos del poder y que nadie responde del todo. Una pregunta que puede definir cuánta plata van a recibir las provincias en 2026 y cómo se termina de rearmar el círculo íntimo del Gobierno. Pero antes de llegar ahí, hace falta entender el nuevo mapa que se está dibujando puertas adentro.
En las últimas semanas, el Gobierno mostró una calma aparente. Algunos conflictos se escondieron bajo la alfombra y se redibujó la mesa chica. En ese rediseño, Santiago Caputo mantuvo su influencia, Karina Milei reforzó su peso político y apareció un jugador que hoy todos miran: Diego Santilli.

Mientras muchos buscaban agenda con Caputo, Santilli eligió otro camino: construir una relación directa con Karina Milei. Ese vínculo, que arrancó hace años en reuniones privadas, hoy lo ubica como una de las voces más escuchadas en las negociaciones. Quienes lo conocen dicen que “reporta todo al Presidente y a su hermana”.
Ese lugar estratégico le dio algo clave: la misión de trabajar el Presupuesto 2026, la ley más importante del Gobierno, que esta vez Milei quiere aprobar sin sobresaltos.
En su recorrida por el interior, Santilli se encontró con una pregunta común entre los gobernadores:
¿Cuánta plata está dispuesto a poner el Gobierno para cerrar acuerdos políticos?
Y ahí aparece la incógnita que mantiene el loop abierto:
¿Cuánto están dispuestos a ceder Milei y Luis “Toto” Caputo para destrabar el Presupuesto y mantener la gobernabilidad?
Mientras tanto, Santilli llevó gestos concretos, como la contragarantía nacional que permitió a Mendoza avanzar con un crédito para obras. Otros mandatarios —como Raúl Jalil o Osvaldo Jaldo— esperan señales similares para definir si rompen o no con el bloque peronista.
Aunque sigue manejando áreas clave —como comunicación, ARCA y parte de Economía—, la figura de Santiago Caputo quedó bajo la lupa después de las versiones que lo ubicaban en un cargo formal. Milei salió a respaldarlo públicamente, pero dentro del Gobierno muchos esperan ver qué lugar ocupará en esta “nueva etapa”.
El triunfo electoral del 26 de octubre dejó algo claro: Karina Milei se consolidó como la principal articuladora política del oficialismo. Su figura se fortaleció, al igual que la de los hermanos Menem, que operan en Diputados.
El avance de LLA dejó expuestas las internas del peronismo y tensó la discusión por el Presupuesto provincial en Buenos Aires, donde los desacuerdos siguen trabando el endeudamiento y las negociaciones judiciales.
Al final, todo vuelve a la pregunta inicial:
¿Cuánto está dispuesto a negociar el Gobierno para cerrar el Presupuesto y sostener su proyecto político?
Esa respuesta todavía no llegó. Y es la que todos —gobernadores, intendentes, empresarios y operadores— están esperando. Mientras tanto, cada movimiento en Casa Rosada se lee como parte de un reordenamiento que recién empieza y que define el poder real en esta etapa.