El reciente anuncio del gobierno de la Provincia de Buenos Aires y la AFA sobre el Estadio Único de La Plata como sede de la “Casa de las Selecciones” ha captado la atención de todos, desde los fanáticos del fútbol hasta los analistas políticos. Sin embargo, detrás de la foto de la firma del convenio entre el gobernador Axel Kicillof y el presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, se esconde una compleja trama de intereses políticos y económicos que podría redefinir el futuro de la gestión en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires).
De acuerdo con diversas fuentes consultadas, el acuerdo tiene implicancias más allá del fútbol. En primer lugar, la designación del Estadio Único como sede para los partidos de la selección nacional de Lionel Messi responde a una jugada estratégica de Kicillof. La instalación del estadio en La Plata como un centro neurálgico del deporte argentino no solo posiciona a la ciudad como la capital futbolística de la provincia, sino que también fortalece la figura del gobernador en su enfrentamiento con otros gobernadores que pugnan por captar la atención del AFA para sus propios estadios.
A la par, el acuerdo podría ser la llave para reparar un histórico déficit de infraestructura del Estadio Único, cuya falta de mantenimiento es evidente en el césped y el techo de sus instalaciones. En este contexto, la CEAMSE (Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado), la empresa estatal encargada de la gestión de los residuos urbanos, juega un rol crucial. Si bien la CEAMSE históricamente ha estado bajo la dirección conjunta de la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia, con la Provincia ocupando la presidencia y CABA la vicepresidencia, los recientes cambios en la cúpula de la AFA y la CEAMSE han alterado esta dinámica.
El ex presidente de la CEAMSE, Tapia, pasó a convertirse en un personaje clave en la estrategia de Kicillof para recuperar el control sobre el manejo de los residuos y la gestión política de la región. Tras la disputa con Mauricio Macri, Tapia ha buscado refugio en el oficialismo provincial, donde se le ha prometido la presidencia de la CEAMSE, con el fin de poner en marcha un esquema que le permita recuperar poder frente a sus rivales porteños.
Este acuerdo tiene ramificaciones importantes. La CEAMSE no solo gestiona los residuos de la región, sino que tiene una incidencia directa en los presupuestos municipales, con el 20 a 35% de estos fondos vinculados al servicio de recolección de basura. Al controlar la CEAMSE, Tapia podría influir directamente sobre los intendentes, especialmente aquellos cercanos a Kicillof, como es el caso del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. Ferraresi, a su vez, se ha convertido en un aliado estratégico del gobernador, lo que consolida aún más la relación entre el fútbol, la política y la gestión de residuos.
El pacto político también incluye a la dirigente Mónica Cappellini, quien, según las fuentes, podría ocupar algún alto cargo en el Grupo Bapro, institución clave en la estructura económica de la provincia. Su posible designación refuerza la alianza entre el gobierno provincial y el entorno de Tapia, ampliando su influencia política en el conurbano y otros sectores estratégicos.
El futuro de este acuerdo, sin embargo, está marcado por la incertidumbre. A medida que se aproxima la fecha de asunción de Tapia en la CEAMSE, el impacto en la política bonaerense y nacional será cada vez más palpable. El fútbol, como motor de este complejo entramado, se convierte en una herramienta para fortalecer a Kicillof en la arena política, pero también podría alterar las relaciones entre las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.