¿Quién se queda con la última palabra cuando alguien es condenado por corrupción? En Argentina, esa palabra la tuvo la Corte Suprema. Y en este caso, la respuesta fue contundente.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación dejó firme la condena a 15 años de prisión para la dirigente social jujeña Milagro Sala. Es un fallo que no solo cierra una causa judicial larguísima, sino que también deja un mensaje fuerte sobre cómo se manejó la plata pública durante años.
El máximo tribunal del país rechazó el último intento de la defensa de Sala para revertir su situación. Así, quedó ratificada la sentencia por delitos como asociación ilícita, fraude a la administración pública, extorsión y amenazas. Todo esto ocurrió entre 2009 y 2014, mientras Sala lideraba la organización Tupac Amaru en Jujuy.
Los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti firmaron el fallo. Lo hicieron en el acuerdo habitual de los martes y respaldaron lo que ya había decidido el Tribunal en lo Criminal N° 3 de Jujuy en febrero de 2023. A los 61 años, Milagro Sala cumple prisión domiciliaria por temas de salud, pero ahora deberá enfrentar la pena completa.
La condena se construyó en base a dos causas. La más importante fue “Pibes Villeros”, una trama de desvío de fondos públicos destinados a viviendas sociales. ¿Qué pasó ahí? Plata que era para construir casas terminó en bolsos llenos que iban directo a manos de cooperativas manejadas por la Tupac Amaru, y de ahí, según la Justicia, al círculo cercano de Sala.
Por este caso, fue condenada a 13 años de cárcel como jefa de una asociación ilícita, más inhabilitación para ejercer cargos públicos. A eso se le sumaron 2 años más por amenazas graves a policías en 2014. En esas llamadas, Sala lanzó frases como “les voy a poner una bomba” y “los voy a hacer volar”, lo que la Justicia consideró un delito.
Todos los intentos de su defensa fueron rechazados por la Cámara de Casación Penal de Jujuy, la Corte local y, finalmente, la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Así, ya no hay más instancias para apelar. El caso está cerrado.
Este fallo representa un punto de quiebre. En tiempos donde se discute fuerte sobre la transparencia en la política, la Justicia dio una señal clara: nadie está por encima de la ley. La causa de Milagro Sala no solo habla de su historia, sino también de una etapa de la Argentina donde la corrupción parecía parte del sistema.
El mensaje final de la Corte es claro. Con esta decisión, una dirigente clave de la Tupac Amaru queda formalmente condenada. Y con ella, también se cierra una etapa oscura en el manejo de la obra pública en el norte del país.