¿Puede la innovación cambiar el rumbo económico de Argentina? Esa es la apuesta del Gobierno de Javier Milei, que acaba de lanzar el plan estratégico de innovación más ambicioso de los últimos años. Pero, ¿qué busca realmente este programa y por qué podría marcar un antes y un después para la ciencia y la producción nacional?
La medida fue oficializada mediante la Resolución 282/2025, publicada en el Boletín Oficial, que aprueba los Lineamientos Estratégicos de Innovación, Ciencia y Tecnología 2025-2027. El documento fue elaborado por la Secretaría de Innovación, dependiente de la Jefatura de Gabinete, y propone un cambio profundo: conectar de forma directa la ciencia, la tecnología y la producción para generar desarrollo real en el país.

El corazón del plan está en priorizar sectores clave para el crecimiento económico. Cuatro ejes concentran la estrategia: agroindustria, minería y energía, salud y economía del conocimiento. Según el texto oficial, estas áreas fueron elegidas por su impacto directo en el Producto Bruto Interno (PBI) y su potencial para aumentar las exportaciones de bienes y servicios con valor agregado.
El objetivo es claro: hacer más eficiente el uso de los recursos públicos destinados a innovación, orientándolos a proyectos con impacto tangible. En otras palabras, que la ciencia deje de quedarse en los laboratorios y empiece a generar resultados visibles en la producción, el empleo y las exportaciones.
Detrás de esta decisión hay una idea de fondo: terminar con la fragmentación histórica de las políticas científicas en Argentina. Durante años, los proyectos se desarrollaron de forma aislada, con presupuestos irregulares y poca conexión con las empresas o el sector productivo. El nuevo plan estratégico de innovación busca ordenar las prioridades, coordinar esfuerzos y ofrecer previsibilidad a las universidades, los gobiernos provinciales y las pymes tecnológicas.
Además, este programa se integra al Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030, aprobado por la Ley N° 27.738. De esta manera, se garantiza la continuidad institucional y se sientan las bases para acuerdos políticos y federales en torno a la importancia estratégica de innovar.
La Resolución 282/2025 marca, así, un giro decisivo: la innovación deja de ser un capítulo aislado de la política científica y pasa a formar parte del desarrollo productivo con una mirada tecnológica de largo plazo.
Si se cumple lo previsto, el Gobierno de Javier Milei apunta a transformar la ciencia en productividad, generar empleo calificado e impulsar avances tecnológicos que posicionen a Argentina de manera competitiva en la economía global.
El desafío está abierto: ¿podrá este nuevo enfoque convertir la innovación en motor real del crecimiento argentino? La respuesta dependerá, como siempre, de su implementación.