Milei toma juramento a Werthein como nuevo canciller: un cambio de rumbo en la diplomacia argentina
A las 18:35 del lunes, en un acto que se desarrolló con exclusividad en la Casa Rosada, el presidente Javier Milei tomó juramento al nuevo canciller, Gerardo Werthein. La ceremonia, que contó con la presencia de un reducido grupo de familiares, empresarios y diplomáticos, se dio cinco minutos después de lo programado, una muestra de la informalidad que caracteriza a la nueva administración.
Werthein, quien asume el cargo con el peso de ser el ex embajador en Estados Unidos, se abrazó efusivamente con Milei, subrayando la cercanía entre ambos. Sin embargo, el evento no estuvo exento de ausencias significativas, como la del ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, quien se encontraba en la Patagonia anunciando la implementación del Código Procesal Penal Federal.
Entre los presentes, destacó la figura de Karina Milei, secretaria general de la Presidencia y considerada la mano derecha del mandatario, quien fue elogiada por Milei en términos casi reverenciales. Esta relación tan plantea interrogantes cercanos sobre el equilibrio de poder dentro del nuevo gabinete, donde la figura de Werthein también deberá medirse con el entorno del presidente.
Una de las primeras acciones del nuevo canciller será revisar la designación de secretarios y subsecretarios de su predecesora, una medida que anticipe una purga significativa en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Werthein también deberá afrontar una intensa agenda internacional, que incluye la reunión del G20 en Brasil y el encuentro con la premier italiana, Giorgia Meloni.
En el marco de una política que busca reducir gastos diplomáticos, el nuevo canciller ha indicado que se cerrarán embajadas y consulados en países con débiles vínculos comerciales. Esta estrategia, que incluye el uso de Agencias Nacionales para mantener la presencia de Argentina en el exterior con menos recursos, refleja la promesa de Milei de un gobierno austero y eficiente. Sin embargo, esta política de austeridad plantea interrogantes sobre el impacto que puede tener en la proyección internacional del país.
El camino por delante es complejo. Werthein, con su formación diplomática y empresarial, tendrá que navegar entre las expectativas del gobierno libertario y las realidades del escenario internacional. Si bien la reducción de personal en el Servicio Exterior puede parecer una medida lógica desde un enfoque económico, la eficacia de la diplomacia argentina puede verse comprometida. En tiempos en que la globalización y las relaciones internacionales son más cruciales que nunca, la estrategia del "recorte" podría llevar a la Argentina a perder relevancia en el ámbito global.