¿Te imaginás qué pasaría si la empresa que provee agua en Buenos Aires deja de ser estatal? Este viernes, en una conferencia en Casa Rosada, Manuel Adorni, vocero presidencial, dio un anuncio que no pasó desapercibido: el Gobierno de Javier Milei comenzará el proceso para privatizar Agua y Saneamientos Argentinos (AySA). Pero, ¿qué significa esto realmente para todos nosotros y para los empleados de la empresa? Vamos a desmenuzarlo.
Primero, ¿qué dijo Manuel Adorni? Confirmó que el Estado va a transferir el 90% de las acciones de AySA a capital privado, pero aclaró que el 10% restante seguirá en manos de los empleados actuales, quienes serán accionistas gracias a un programa de propiedad participada. Esto quiere decir que, aunque cambie quién maneja la empresa, los empleados no perderán su lugar y hasta podrán beneficiarse con la privatización.
¿Cómo se hará? Según el vocero, se lanzará una licitación pública nacional e internacional para encontrar un operador estratégico, junto con una oferta pública inicial para que otros inversores también puedan comprar acciones. Es un proceso mixto pensado para atraer capital privado y, al mismo tiempo, mantener cierta participación interna.
¿Por qué privatizar? El Gobierno explicó que desde que AySA fue reestatizada en 2006, la empresa demandó más de 13.400 millones de dólares en aportes del Tesoro nacional, sin lograr ser autosustentable. Durante ese tiempo, la plantilla de empleados creció un 90%, pero la morosidad de los usuarios también subió del 4% al 16%, lo que muestra una gestión con serios problemas financieros.
Esta situación no es menor: el déficit de AySA ha sido un peso enorme para las arcas públicas. La privatización buscaría que con capital privado la empresa pueda mejorar su eficiencia y reducir esa carga para el Estado, aunque el debate sobre la privatización siempre genera opiniones divididas.
Entonces, ¿qué puede pasar con el agua en Buenos Aires? Aún es temprano para saber cómo cambiarán los servicios o las tarifas. Lo que sí quedó claro es que el Gobierno de Milei apuesta a este cambio como parte de su modelo económico, un punto clave para entender su gestión.
Para terminar, queda abierta la pregunta que muchos se hacen: ¿la privatización mejorará realmente el servicio o solo favorecerá intereses privados? Lo cierto es que el proceso está en marcha y el impacto se verá con el tiempo.