Mientras Boca Juniors quedaba eliminado del Mundial de Clubes, otro rechazo sacudía a la Bombonera, pero lejos del césped: el intento de Rafael Di Zeo, líder de la barra de Boca, de mudarse al exclusivo country Abril fue bloqueado por sus propios vecinos. ¿Qué pasó y por qué no lo dejaron entrar? Te lo contamos punto por punto.
El 18 de junio, la pareja de Di Zeo, Mirta Condello, presentó una solicitud formal para ingresar al barrio privado Abril, en Hudson. Como manda el reglamento, necesitaba el aval de dos socios. Lo consiguió: uno fue Jorge Amor Ameal, actual vicepresidente de Boca. El otro, Carlos Tomeo, empresario tabacalero con un pasado judicial polémico.
Pero eso no bastó. Apenas se difundió su postulación, más de 370 vecinos (el 36,5%) firmaron su rechazo. El mínimo para bloquear una admisión es el 20%. Superado ese umbral, la puerta del barrio se cerró.
Los vecinos argumentaron que Di Zeo no cumplía con los valores del barrio. En un documento formal, citaron su historial judicial:
Detenciones en 1999 y 2007 por coacción agravada y asociación ilícita.
Imputación en un tiroteo de 2013 con dos muertos.
Probation vigente por una causa de tenencia de armas de guerra.
Acusaciones recientes por drogas y violencia.
Además, su absolución por el caso de 2013 aún no está firme: la fiscalía la apeló ante la Corte Suprema. Di Zeo quiso presentar una constancia de "no antecedentes", pero no pudo conseguirla.
Aunque se quedó sin casa en Hudson, Rafael Di Zeo sigue activo en el mundo comercial. Lanzó alfajores “Jugador N°12” a $1.200 cada uno y explota marcas registradas como “La Doce”, “RD” y “Los dueños de la historia”. También planea vender una serie sobre su vida: el teaser ya circula entre plataformas.
No es el único. Otro referente de la barra, Marcelo Aravena, también metió la marca “Siempre Mono nunca Sapo” y abrió restaurante y línea de ropa en Canning.
Aunque no pueda mudarse al barrio más exclusivo del sur, el líder de la barra de Boca no se queda quieto. Sigue generando negocios, mantiene su lugar en el paravalancha y hasta podría contar su historia en streaming.
¿Logrará limpiarse legalmente para intentar de nuevo?
Eso depende de la Corte Suprema y del paso del tiempo. Lo cierto es que, por ahora, el barrio privado le dijo que no. Y no parece haber vuelta atrás.