Ese es el interrogante que flota en el aire. Y aunque todavía nadie lo dice en voz alta, en los pasillos del Gobierno y entre los armadores libertarios, el escenario cambió por completo. Ya no está Cristina Kirchner en el centro del ring, y eso abrió un juego nuevo que pone la lupa sobre la interna libertaria en plena previa del cierre de listas.
Por lo bajo, en la Casa Rosada admiten que el operativo electoral de La Libertad Avanza se ralentizó tras la sorpresiva detención de la ex presidenta. “Esperamos que se calme el temblor”, deslizan. Sin embargo, los tiempos corren y el 19 de julio, fecha límite para definir candidaturas, está cada vez más cerca.
En esa cuenta regresiva, algunos referentes libertarios creen que la atención mediática sobre Cristina bajará en los próximos días. “Ahora el rival es otro: Axel Kicillof”, aseguran desde la cúpula libertaria, convencidos de que el actual gobernador es el único que puede disputar poder real en la Provincia de Buenos Aires.
Mientras tanto, en La Libertad Avanza siguen sin cerrar su armado. Aparecen nombres como Nahuel Sotelo, de Quilmes, o Agustín Romo, de San Miguel. Pero nada está confirmado. “Estamos buscando candidatos fuertes en todas las secciones, no sólo en la tercera”, afirman. La ausencia de Cristina Kirchner como figura central abre el mapa y dispersa la atención sobre todo el territorio bonaerense.
Además, la interna libertaria sigue viva. Y se expresa no solo en discusiones por las candidaturas, sino también en el terreno universitario. En la Universidad de Almirante Brown, el ala que responde a Sebastián Pareja respaldó una lista alternativa llamada CREAR+Libertad. Mientras tanto, Las Fuerzas del Cielo, cercanas a Santiago Caputo, impulsaron ULLA, con el sello de La Libertad Avanza. Ganó el sello de Caputo, igual que en La Plata en 2024.
Esa disputa expone un trasfondo que preocupa: ¿quién controlará el futuro libertario cuando Javier Milei ya no esté? Algunos grupos juegan a dos puntas: apoyan al espacio, pero arman estructuras propias por si mañana deben negociar desde otro lugar. “Quieren asegurarse algo por si después venden su armado”, dijo un joven libertario con llegada directa a redes.
Lo cierto es que, a pesar de los roces, todos coinciden en algo: va a haber acuerdo. En las próximas semanas se espera el llamado Congreso de la Libertad en La Plata, con presencia del Presidente y sus ministros. El acto podría sellar una tregua interna y marcar el relanzamiento de la campaña en la Provincia de Buenos Aires, ya sin Cristina Kirchner en escena.
¿Será el comienzo de una nueva etapa para los libertarios o el punto de quiebre definitivo? Esa es la pregunta que queda abierta. Y la que empieza a definir el futuro político de un espacio que, con menos ruido mediático, todavía no dijo su última palabra.