El "Silencio Positivo" permite la aprobación tácita de trámites si no hay respuesta estatal en el tiempo indicado. La medida apunta a reducir la burocracia, beneficiando a los ciudadanos con tiempos más ágiles.
Aplicado a trámites como licencias y registros, el "Silencio Positivo" evita la acumulación de tareas en los organismos estatales. Los ciudadanos ganan certeza jurídica y pueden avanzar en sus gestiones sin obstáculos.
Esta reforma reemplaza al "Silencio Administrativo Negativo" que, desde 1972, interpretaba la falta de respuesta como una denegación, complicando los trámites para los usuarios. El cambio marca un hito en la modernización estatal.
El "Silencio Positivo" permitirá que ciudadanos y emprendedores realicen sus proyectos sin la demora burocrática. Esto no solo ahorra tiempo y costos, sino que impulsa un entorno favorable para la inversión y el desarrollo económico.
El Gobierno de Milei busca un Estado eficiente, orientado a las necesidades del ciudadano y facilitador del crecimiento. Además, esta política refuerza la seguridad jurídica, clave para atraer inversiones y fomentar un clima económico estable.